jueves, 24 de enero de 2013

CÓMO CONTROLAR LAS GANAS DE SALIR CORRIENDO A BASE DE ROLLERS DE CANELA

Tengo la constante sensación de querer salir corriendo.

En casa, en el trabajo, conduciendo, en clase, mientras como, cuando hago la compra, cuando leo un libro, cuando me tomo un café, durante las clases, cuando estudio, al cocinar, cuando hablo con alguien, mientras escribo esto...

El corazón se lanza lleno de adrenalina, las piernas se doblan ligeramente y los pies empiezan a moverse como si vida propia tuvieran; como si todo mi cuerpo se estuviera preparando para una carrera de fondo en la línea de salida. Todo lo demás me molesta tanto (en la concentración constante de ese momento) que lo voy difuminando hasta casi hacerlo desaparecer.

Es algo inconsciente (o quizá no tanto). Algo que no puedo evitar (y que tal vez tampoco quiera).

¿En dónde escondo estas ganas?¿cómo las domino?¿qué hago con ellas?.

Alguien me dijo alguna vez que cuando uno quiere salir corriendo en el sentido contrario en el que parecen llevarle sus pies, lo mejor es ponerse unos patines y dejarse llevar. Así que, como no tengo patines, sólo me ha quedado dejarme llevar y fabricarme unos (aunque sean tan de mentira que ni siquiera me los pueda calzar). Así tal vez consiga llevarlo mejor, apaciguarme un poco, deslizarme tranquilamente...


 ROLLER DE CANELA Y NUECES

250 grms de harina tamizada
100 grms de mantequilla (en punto pomada)
60 grms de queso quark (o en su defecto, yogur griego)
una pizca de sal
4 cucharadas soperas de azúcar moreno
canela
nueces partidas

Se hace una masa mezclando la harina tamizada, la mantequilla, la pizca de sal y el queso batido. No hace falta amasarla mucho, sólo mezclarla bien para que todos los ingredientes queden perfectamente integrados y sin grumos.

Luego se extiende entre papel film y se estira.

Una vez estirada hasta formar un rectángulo, se espolvorean el azúcar moreno, la canela y las nueces troceadas.

Se va doblando, ayudandose del propio papel film, hasta formar un rollo.

Se corta en rodajas y se hornea a 190º unos 15 ó 20 minutos.

Vualá!!!. Las falsas ruedas para dejarse llevar ya están listas!!.

Confieso que no ha funcionado. Aquí siguen. Aguijoneandome.

En cualquier momento echo a correr de verdad.


viernes, 18 de enero de 2013

SOMOS LO QUE "SEMOS"

Nunca fuí muy patriota, la verdad.
Nunca me planteé si amaba o no a mi país, si me gustaba, si hubiera deseado nacer en otro sitio, si estaba de acuerdo con él.
Y sin embargo ahora siento vergüenza.
Mucha.
Muchísima.
Y pena.
Mucha más aún (que vergüenza, quiero decir).
Se me caen las lágrimas.
Y no sé si por cobardía, por aventura o, simplemente por algo más vulgar como es  la supervivencia, lo único que quiero es correr lejos de aquí.
LLevo meses, años analizando por qué hemos llegado a esto, de quién es la culpa, en qué he colaborado yo misma, cuál podría ser una posible solución, cómo pueden continuar las cosas...
Se me han ocurrido (como a casi todo el mundo) cientos de miles de ideas, unas cuantas teorías (no sé si conspirativas o reales) y unas cuantas alternativas también. La conclusión, sin embargo, es sólo una. El GARRULISMO. Sí, sí, no es una broma.
Mucho se ha hablado de que esto es un "país de pandereta" pero, al menos yo, siempre lo he visto como una "peculiaridad cultural" más, un "costumbrismo" que en ocasiones era gracioso y en otras brutal pero nunca tan "perverso"  como para acabar de forma larvada con esta sociedad, la mía.
Y ahora veo que ese es el quid de la cuestión. El GARRULISMO.
Me he retrotraído en el tiempo negando la evidencia, buscando un origen próximo  de este fatal defecto. Algo que tuviera sentido por la situación ésta que nos desborda como individuos, como sociedad, como país. Algo que justificara. Porque algo tendría que haber que lo suavizara, que lo hiciera menos malo. Algo que me hiciera poder argumentar que esto era, simple y llanamente, un mecanismo de defensa contra la adversidad.
No encontré lo que buscaba. Sólo la confirmación más absoluta de que es algo que viene de años, de siglos (muchos) atrás. Como si de tanto usarlo se hubiera implantado en cada uno de nosotros y se heredera como un gen más.
La historia de España es una historia de "garrulismos", de zafiedades. Ni más ni menos. Por muy mal que suene. Por mucho que ofenda.
Sólo un rápido vistazo al pasado nos "desborda" de ejemplos.
Da igual el género, el color, la clase, la educación, las experiencias... Todos tenemos un punto y es muy difícil escapar a él. No discrimina a nadie.
Personalmente creo que es difícil atajarlo porque no somos realmente conscientes del problema y si no identificamos el problema ¿cómo vamos  a prevenirlo, a minimizarlo, a solucionarlo?.
Como escuchaba el otro día... esto nos lleva además  a un "servilismo voluntario", que me resulta aún más apabullante y difícil de comprender, de aceptar. Como acabemos acostumbrandonos a esto también ¿qué nos quedará?. Ni siquiera el honor o el orgullo, como en los viejos tiempos.
Un ejemplo de lo que quiero decir es la historia de una dinastía churrera del Sur. Al ser preguntado el patriarca de la familia sobre si quiere que sus nietos (que hacen ya la nada despreciable 5ª generación de esta saga)  mantengan la tradición, dedicándose al noble oficio de hacer churros, o que estudien ,el buen hombre resume lo que somos en una simple frase: "Semos los churreros más antiguos de España así que quiero que se dediquen al negocio de los churros, que es lo que llevan en la sangre".
He dicho.
Como para no llorar, no reír, no querer huir corriendo de aquí...





TEOLOGÍA I

El catecismo me enseñó, en la infancia, a hacer el bien por conveniencia y a no hacer el mal por miedo. Dios me ofrecía castigos y recompensas, me amenazaba con el infierno y me prometía el cielo; y yo temía y creía.

Han pasado los años. Yo ya no temo ni creo. Y en todo caso, pienso, si merezco ser asado en la parrilla, a eterno fuego lento, que así sea. Así me salvaré del purgatorio, que estará lleno de horribles turistas de la clase media; y al fin y al cabo, se hará justicia.

Sinceramente: merecer, merezco. Nunca he matado a nadie, es verdad, pero ha sido por falta de coraje o de tiempo, y no por falta de ganas. No voy a misa los domingos, ni en fiestas de guardar. He codiciado a casi todas las mujeres de mis prójimos, salvo a las feas, y por tanto he violado, al menos en intención, la propiedad privada que Dios en persona sacralizó en las tablas de Moisés: "No codiciarás a la mujer de tu prójimo, ni a su toro, ni a su asno...". Y por si fuera poco, con premeditación y alevosía he cometido el acto de amor sin el noble propósito de reproducir la mano de obra. Yo bien sé que el pecado carnal está mal visto en el alto cielo; pero sospecho que Dios condena lo que ignora.

                                                                   (El Libro de los Abrazos - Eduardo Galeano)