miércoles, 24 de abril de 2013

RESACA DE RETORNOS

Día después.

Parece que todo ha sido un sueño.

¡Qué lejos me siento de ayer!.

Lo único que me obliga a creer que fue verdad es este regusto extraño, que no sé identificar, que lleva acompañándome desde que bajé los pies a tierra esta mañana.

Me llené de actividad para tratar de quitarme esta sensación de encima. Fuí a mirar el mar. Eso siempre da resultado. Tampoco lo conseguí. Sigue conmigo. Y mucho me temo que me va a acompañar durante un tiempo. No sé si más o menos largo. Como algo que se ha recuperado. Como algo que ya no se comprende.

 ¿Como algo que se puede volver a perder por olvido o por dejadez o por distancia?.

martes, 23 de abril de 2013

VOLVER O REGRESAR, QUE NO SÉ SI ES LO MISMO

Volver al Origen.

Me sentí perdida.

 En ciertos momentos, incluso, como si estuviera de más.

 No encontraba mi sitio. Era como volver a casa y sentir que ya no era tu hogar. Que ya no pertenecías. Que habías perdido tu silla, como en el juego infantil.

Desorientada.

 Me costó re - descubrir lo antiguo. Lo había olvidado casi todo.

 Re- aprender a andar por los caminos (se me había olvidado volver), hacer callar a los perros (que a pesar de no conocerme, parecieron reconocer mi olor). Haciendo de nuevo los oídos a las palabras. El olfato, al olor de los campos, del ganado, del mar...La cabeza, a su forma de entender el tiempo, el ritmo, la vida...La vida que parece haberse detenido en aquellas piedras. Es distinto. Las cosas han cambiado. La gente ha cambiado. Pero parece como si el tiempo se hubiese detenido allí. El silencio. El mar, que parece una pintura de fondo, como un decorado irreal.

Y de repente, esas tazas de café cargado. Las sillas que vuelan para hacernos sitio. Las mismas bromas. El reencuentro. Las risas. La cocina inmensa llena de gente. La vuelta de los recuerdos. La misma imagen de siempre. Todos juntos. No. Falta alguien por llegar. Tengo la impresión que va a hacerlo de un momento a otro. De vez en cuando, el silencio que nadie se atreve a romper. Tal vez llegue más tarde. Todos tenemos la sensación de ausencia. La nuestra, la de tanto tiempo, la de ellos, la nueva: la de él. Y vuelven las risas y los te acuerdas. Y las miradas cómplices.

Las ganas de echar a correr. De escapar de nuevo. Pesa demasiado todo este día, todos estos años. Él no va a aparecer y sin embargo, está aún ahí, como antes.

Nos ha hecho volver. Sabiendo que no iba a poder estar. Con todas estas mochilas de cosas. No nos ha quedado más remedio que sentarnos, parar el tiempo, mirarnos hasta reconocernos, tomar el café, recordar,  reír aún sin querer, sentir lo mucho que nos hemos echado de menos,  llorar (por él, por todo lo bueno y lo malo en que no queríamos pensar)...

En una palabra, nos ha "obligado" a volver a casa. A veces, aunque no nos parezca, es necesario.

Gracias T.


sábado, 20 de abril de 2013

EL RETORNO DE TAHAR BEN JELLOUN

No debe ser fácil irse.
Pero tampoco debe ser nada fácil volver.
 Mas si la vida se ha hecho en otra parte, si las costumbres propias han cambiando o se han "mixturizado", si las rutinas nada tienen que ver, si el tiempo es otro y los hijos ya no son de aquí ni de allí, si uno mismo ya no encuentra hogar en ningún lado.

TAHAR BEN JELOUN es un escritor marroquí. En su libro EL RETORNO nos habla de Mohamed, un hombre marroquí, próximo a jubilarse de la fábrica en la que lleva trabajando 30 años, en Francia.
Él nunca se ha apartado de sus costumbres y de su religión. Se siente un invitado en su patria adoptiva. Sus hijos han nacido en Francia. Están aún más lejos de él que el propio Marruecos, al que sueña con regresar una vez jubilado. No entiende a sus hijos. Le duelen. Retorna a su pueblo y se construye una gran casa para acogerlos a todos. En este su retorno, casi siempre en primera persona, nos va contando sus pensamientos, sus reflexiones sobre la vida en Francia, la vida de los inmigrantes como él, de las 2ª y 3ª generaciones de "hijos de nadie", de su país de acogida, de su país de origen, del Islam, de su vuelta a la que siempre consideró su casa...


"¿Por qué no nos querrán? ¿Qué hemos cometido que sea tan terrible para que parezcamos sospechosos y nos maltraten a veces por la calle? (...)¿Qué podemos hacer?. Que se nos vea lo menos posible, somos expertos en no hacernos notar. No levantamos la voz, ni siquiera cuando cometen una injusticia o se comportan de un modo racista con nosotros; no queremos líos. ¿Qué hay que hacer?. ¡Desaparecer!. Dejar de existir, volvernos transparentes y seguir trabajando. Para ellos sería lo ideal: estar aquí, mostrarnos útiles, eficaces pero sin que se nos vea, sin tener hijos, sin cocinar con esas especias nuestras que despiden olores que molestan. ¿Qué podemos hacer para ser lo más discretos posible y trabajar como si no existiéramos? . Hace tiempo, al menos cuando yo llegué, no se hablaba de nosotros, estábamos en unos barrios de tránsito, en unas ciudades-dormitorio y nunca íbamos al centro pero, con la llegada de nuestros hijos hemos hecho ruido. Mucho ruido".


"No olvides de dónde vienes, de dónde vienen tus padres, es importante, adonde vayas no olvides nunca que tu país de origen está inscrito en tu cara, está ahí, lo quieras o no. Yo nunca he dudado de mi país pero vosotros no sabéis de qué país sois, sí, decís que sois "fransauis", debéis de ser los únicos que lo creeis. ¿Te imaginas a un policía tratándote como a un francés cien por cien?. Sí, si vas al tribunal, el juez te dirás que eres francés, está obligado a ello, pero él piensa que eres un extranjero, o bien un bastardo. Se diría que Francia ha tenido un montón de hijos con una mujer de fuera y que ésta se olvidó de declararlos, es curioso, de todas formas, no lo tendréis fácil".

martes, 16 de abril de 2013

PORQUOI

 Hace tiempo que llevaba buscando un pequeño corto de la fotógrafa Ouka Leele.
Habla sobre el Congo. Esto me extrañó. Habla una mujer congoleña: Caddy Adzuba, periodista de Radio Okapi Bukavu (una de las regiones del este de RDC en frontera con Rwanda y donde el conflicto del país está más enraizado). Esto me extrañó aún más.
Al fin, lo conseguí.
Es duro. Sólo Caddy, en una habitación oscura e imágenes de agua. Muestra estas imágenes para descansar de las palabras. En los momentos precisos.
Conozco la historia. Podría estar hablando de ella más de 3 ó 4 horas. Ella sólo utiliza 18 minutos. No hay más que decir.
Lo comparto...

http://vimeo.com/62816781