sábado, 8 de diciembre de 2012

ENGAÑOS O INOCENCIAS

Me siento estafada.

Sí, así es exactamente como me siento: estafada.

Hace unos años atrás, cuando me decían que lo importante era el esfuerzo, yo lo creí. Y me esforcé, de verdad que sí. Para mejorar, para conseguir mis sueños, para no ser como mis padres, como mis abuelos, para poder vivir de la forma que yo decidiera, para poder convertir mi vocación en mi forma de vida...Estudié, estudié. Nunca era suficiente. Todos los sacrificios me parecían pocos porque el premio final era el sumum de todos mis deseos y valía cualquier cosa.

Entre medias, también me contaron que era importante formarse de otra manera: cogiendo experiencia, viviendo de cerca las distintas realidades, participando activamente en ellas de forma gratuita para el bolsillo pero no para forjar el espíritu que me iba a ser necesario. También lo creí y me empeñé en que así fuera.

Creo que por esta época también empezó a rumorearse que, a parte de nuestra formación académica formal y reglada, era necesario complementarla con todos aquellos cursos y conferencias generales o específicos que salieran a la luz. Fueron muchos (tantos como setas) parecían surgir por cualquier lado, de cualquier tema, organizados de cualquier manera o incluso hasta improvisados. También me dí a la tarea, como era mi deber.

Cuando se acabó todo aquello que yo había creído necesario (con algo de ayuda lo había creído) me contaron que aún no era suficiente, que lo último de los último era hacer un máster, gastarse algo más de cuartos por la buena causa. Un año más.

Luego el silencio.

Nadie decía ya nada. O al menos yo no los oía. Se habían terminado las indicaciones, los consejos. Ya no estaba segura de cómo seguir adelante, de cuál era el camino a escoger (cuando siempre lo había tenido tan claro y marcado).

No paraba de preguntarme: "¿Y ahora qué?".

Al principio lo hacía con cierta tranquilidad. Aún era pronto. No pasaba nada. Quedaba lo mejor por llegar. Aún  todo por delante. E iba a ser bueno, brillante, triunfal. Porque me había esforzado mucho, porque había hecho todo lo que habían ido mandando. Porque, al fin y al cabo, creía en ello.

Han pasado algo más de 10 años y todavía me sigo preguntando: "¿Y ahora qué?".

Nada de lo que pensaba que iba a pasar, de lo que soñaba se ha cumplido todavía. Ya ha pasado el tiempo de la intranquilidad. Ahora creo que sólo queda la costumbre enviciada de la pregunta. Ya no busco respuestas ni por qués. Es así y ya está. LLevarlo lo mejor posible. ¿Es mi culpa?¿Fue la de otros?. No importa ya. El camino está hecho y tal vez, si pienso que el destino existe, es como tenía que ser. A pesar de todo.

Hoy abro los ojos. Un día más, como cualquier otro.

Me ahogo, como casi siempre últimamente. Lo único que quiero es echar a correr y no parar. Supongo que al final lo acabaré haciendo. Correr, correr. Hasta que toda la rabia, toda la intranquilidad, toda la desorganización que me invade sea expulsada a través del sudor.Y yo pueda volver a la calma.

Parece ser que querer irte de tu país es visto como una aventura, como un afán de conocer mundo, como algo positivo por nuestros políticos.

¿Qué debo pensar? ¿Que nos abren la puerta?¿Que quieren que nos vayamos?¿Que nos echan?

No vale trabajar. Trabajas y no llegas. Trabajas en cualquier cosa porque lo único que quieres y que aceptas ya como bueno es poder llegar a fin de mes (tu vocación pasa a ser un hobby al que echarle horas en tu tiempo libre). Y ni aún así llegas. Y no dejas de escuchar que no haces lo suficiente, que too esto es culpa tuya, que tienes que pagar aún más y cobrar aún menos... Confusión total. Bloqueo absoluto. Un techo de cristal sobre tu cabeza empieza a pesar demasiado, a hacer demasiado daño.

La picaresca se apodera de todo.
¿De dónde eres? - "Del país de los ladrones". Me apetece responder. Seguro que todo el mundo identifica el nombre sin pensar demasiado.

El esfuerzo y la constancia y el trabajo son utopías. Valores degradados.

La conclusión es que aquí sólo se premia a los ladrones, a los estafadores, a los jetas, a los buenos oradores, a los mentirosos, a los hipócritas, a los pícaros....

Antes de que me alcance esto, antes de que todo se desmorone por completo prefiero huir. Sí. Tal vez sea cobarde pero prefiero correr y huir y ser cobarde.

¿Y después qué?. Lo que sea. Ya no me importa. Sólo no quiero estar aquí, ser parte de la destrucción de todo lo que conozco, en lo que llevo viviendo estos 30 años. No quiero colaborar más en este vodevil.

sábado, 27 de octubre de 2012

COSAS QUE HACER ANTES DE QUE SE ACABE EL MUNDO...

Según cuentan algunos, más o menos iluminados, quedan sólo unos dos meses para que se acabe el mundo. (y yo con estos pelos!!!).

No sé si, como predijeron los mayas, el 21 de diciembre se terminará todo este circo que nos rodea y en el que nos ha tocado vivir o simplemente habrá un cambio tan drástico que ya nunca nada volverá a ser lo mismo (yo más bien me sumo a esta segunda interpretación de la leyenda).

El caso es que hoy me ha dado por pensar que ya apenas queda tiempo (si es verdad) y que tengo demasiadas cosas que hacer antes del fin-del-mundo. Es imposible que pueda comprimir todo eso en dos meses para poder desaparecer tranquila y con todos mis sueños, expectativas y pesadillas cumplidas así que se me ha ocurrido hacer una lista de prioridades (sólo por si acaso...):

- Ir a la peluquería (o mejor no, así me hago el moño de 4 pisos para ir más cómoda)
- Depilarme las cejas con la técnica de hilo hindú (por lo menos, para desaparecer "bonita")
- Acabar de leer "Historia del Congo" (para llevarme los conocimientos al más allá por si me pueden ser útiles)
- Escribir y enviar "Reinos de África: Reino Congo" (si es que llega a tiempo para publicarse)
- Conserguir y volver a ver "Same time, next year" (porque ya casi no la recuerdo)
- Viajar a Congo - Kinshasa (allí tendría una agenda imposible de cumplir en un millón de años)
- Pasar la navidad en París
- Ir a la piscina hasta agotar el "abono deporte" (porque no es plan de que quede medio lleno si ya nadie va a poder utilizarlo)
- Ponerme al día en el trabajo (y limpiar lo muy atrasadooo)
- Conseguir que la nevera no pierda agua
- Aprender a funcionar con el dvd del salón (está configurado en español pero cuando lo leo me parece chino
- Grabar un dvd con todas mis pelis favoritas (por si algo se salva de la hecatombe y otra civilización las descubre que sepa que también eramos capaces de hacer cosas buenas)
- Perderle el miedo al francés y aprender a pronunciar decentemente mi presentación como si realmente hablara ese idioma (porque los idiomas siempre son importantes y nunca se sabe dónde se pueden necesitar)
- Rellenar mi proyecto de diccionario lingala - español con alguna otra expresión que me pueda servir en un otro futuro(cercano o lejano)
- Atreverme a hacer cupcakes con su buttercream y toda la pesca (formas, corazoncitos, colorinos...)
- Conseguir que la raya negra del ojo me quede recta y por donde debe
- Recopilar todas mis recetas y  juntar todos los papelitos (decentes e indecentes y hasta manchados de algunos de los ingredientes que  llevan) en una sola carpeta
- Hacer una buena foto de dos manos enlazadas a colores
- Leer de principio a fin "Medio Solo Amarillo", que es el siguiente en mi lista de literatura africana
- Pasar todo un fin de semana de desconexión y sin cobertura en mis montañas: con sol, con nieve...con absoluta paz
- Ir a una playa vacía y nadar desnuda en el mar (para esto no necesito sol; sólo que no haya gente alrededor y no morirme de hipotermia)
- Visitar Roma y todos sus monumentos, sus museos...
- Tener un hijo (en dos meses nadie lo ha conseguido todavía, no?)
- Comprarme un armario donde toda mi ropa quepa holgadamente y no con una barra que luche contra los efectos de la gravedad como hasta ahora (para que nadie se atreva a decir que no era organizada)
- Tener la visita de mi "duerme duerme negrito" (¡por fin!)
- Conocer a mis "cuñis" por algo más que por las ondas ciberespaciales, a las que hasta ahora agradecía el contacto  (pero que ya me saben a poco)
- Poner en hora correcta el reloj del coche (y darle una buena "ducha", que también se la merece)
- Ir al spa (para que no me cojan los nervios de última hora)
- Probar más sabores de té
- Perder unos quilos (por si desaparecemos por agujeros estrechos y me quedo atascada en alguno)
- Atreverme con la paella (porque un "español por el mundo" que no sabe hacer paella no es un verdadero "español por el mundo")
- Desenmascarar a algún que otro "alternativo" cooperante, tolerante...
- Participar en la manifestación del 14N porque es la única manera de "desahogar" mi rabia y mi disconformidad con todo lo que está pasando en este país, en este mundo en los últimos años
- Hacerme un vestido con la última tela wax que compré hace 4 años en Chateau Rouge y para la que aún no me decidí con el diseño
- Ir a cenar romanticamente a Casa Eutimio a Lastres (mejor la barriga llena y bien surtida de exquisiteces ¿o no?)
- Mandar las felicitaciones navideñas de forma obligatoria y antes de tiempo (para despedirme con - este año sí - mensajes personalizados) de las personas más importantes para mí
- Ver "Casablanca" (bueno, esto ya lo podemos tachar, porque lo hice ayer)
- Ampliar mi vocabulario en francés
- Pedir cita para ir al ginecólogo e ir realmente, como reto personal
- Volver a escuchar a Carlos Nuñez, Lorena Mackennit para recordar de nuevo cómo suena el viento
- Ir al Origen para ver cómo es ahora y recordar cómo era antes...
- Hacerles saber a los míos lo mucho que los amo y lo poco (o nada) que se lo demuestro
- Ponerle fin al chiste del baturro
- Comprar café de Cuba (llevo un mes recordándomelo)
- Echar (por fin) mi solicitud de apostasía ( y quedarme con la intriga de si me la conceden o no pero con el deber cumplido y la conciencia limpia)
- ...
- ...

Yo no es por despreciar la sabiduría ni las predicciones de los mayas pero  es que dos meses - me estoy dando cuenta ahora -  no me alcanzan para todo lo que aún me queda por hacer...Me vienen bastante mal, la verdad.

Tal vez peque de optimista pero tal vez logre hacer un par de las cosas que estén en la lista ¿y luego qué?. Debo seguir existiendo, digo yo, porque queda feo hacer una lista de objetivos y no cumplirla ¿no? jeje

jueves, 11 de octubre de 2012

OZA WAPI?

Nunca estás realmente aquí.
La mayoría del tiempo no estás presente.
Y cuando lo estás, realmente tampoco estás aquí del todo.
A veces, sólo hay un cuarto, un tercio. Otras veces, las más afortunadas, la mitad.
Hay que aprender a vivir con ello, a aceptarlo porque no es algo que quieras o que busques sino que simplemente es así.
A veces sé dónde está la parte de ti que falta. Y lo comprendo, no te creas. Seguro que a mí me pasaría lo mismo en tu lugar.
Otras veces me pierdo buscándola.
Otras incluso me desespera.
Generalmente lo llevo bien y, curiosamente, estoy aprendiendo a irme yo también de vacaciones con mi propia mitad.

viernes, 28 de septiembre de 2012

CHATÊAU ROUGE

Pienso en Chateau Rouge y me acuerdo de ti, de vosotros...

Imagino por qué calles caminaréis, en qué tiendas entraréis, qué estaréis comprando, qué música sonará, qué os hará sonreír discretamente o reír a carcajadas (una vez pasado el peligro), cuál será la moda "sapeur" de esta temporada, si habréis encontrado a alguien conocido...

Chatêau Rouge es un desastre ordenado a su manera ilógica pero me encanta. Es un viaje de tele-transportación que me hace sentir lo más cerca que puedo llegar a estar (de momento) de mi Grand Congo.

 Chatêau Rouge es en realida una parada de metro en el distrito 18 de París pero lo cierto es que es mucho más que eso...


Es el Grand Congo, le Petit Congo, Senegal, Mali, Nigeria... "Little Afrika".
Es una burbuja dentro de la monstruosidad de París donde encontrarte con lo más insospechado. Chatêau Rouge es para mí una aventura que vivo, respiro, huelo, saboreo, escucho y disfruto. Sensaciones a flor de piel en todos los sentidos.

Solemos bajar  en familia a hacer las compras de la semana para que nunca falte el fufu, el fwmbua, el mbisi  y el pondou en la mesa 


Si bajamos solos nos permitimos más callejeos, más observaciones y "estudios sociólogicos" y muchas más risas. Una vez que entras en Chatêau Rouge debes dejar los convecionalismos a la entrada en la rue DEJEAN, sólo debes dejarte llevar, fluir por sus calles y puedes encontrarte muchos tesoros escondidos y variopintos...



Los sapeur, por ejemplo...


Son los llamados "dandis" africanos. La SAPE es la "sociedad de ambientadores y personas elegantes". Tienen sus propias reglas y lo que prima es vestir elegantemente con un máximo de 3 colores perfectamente combinados (a sus ojos, claro está) entre el traje, la camisa, la corbata y los zapatos. 
Muchos de ellos ni siquiera tienen un trabajo o un lugar donde dormir en París pero cuentan con uno o dos trajes caros combinados con unos buenos zapatos (demasiado para sus escasos ingresos y necesidades vitales), de diseñador, vistosos. Ese es muchas veces todo su patrimonio y su vida. 


Los ves caminando por Chatêau Rouge desde primera hora de la mañana, vestidos todos elegantotes y con sus maletines o sus bastones en la mano. A primera vista parecen hombres de negocios que van a trabajar a sus oficinas del centro pero en seguida reparas en que no... Esa es su ocupación: dejarse ver. Caminan arriba y abajo y lo probable es que te los encuentres más de una y dos veces en tu periplo por el barrio. Sólo se dedican a eso: a ser elegantes, a que la gente los admire por sus buenas maneras y su (supuesto) buen gusto en el vestir. Muchos llevan las fundas de sus verdaderos trabajos como obreros en el maletín de piel de una marca cara; los más, ni siquiera tienen esa suerte.
 Al parecer hay "ricos" congoleños que pagan a los sapeur para que acudan a sus fiestas y darles a éstas un toque distintivo de elegancia. Definitivamente la SAPE se ha convertido en un trabajo para algunos congoleños.
Es todo un fenómeno que me llama poderosamente la atención. Tanto que, confieso públicamente, cada vez que estoy en París me hago con un par de dvds suyos en el que se graban enseñando su ropa de marca, de diseñadores que ni siquiera he oído mencionar antes, en las que se gastan astronómicas cantidades de dinero, haciendo sus desfiles o sus encuentros anuales o sus competiciones. No lo puedo evitar, me fascinan. Y cuando en mis paseos por Chatêau Rouge me encuentro con ellos soy una especie de Félix Rodríguez de la Fuente a la caza (y observación) del lince ibérico. Supongo que me apasionan porque no los entiendo. No entiendo su afán por regirse con valores decimonónicos como la elegancia a cualquier precio (incluso del pan nuestro de cada día), de unos buenos modales obsoletos y absurdos y esas ganas de mostrarse ante los demás como pura fachada.
 Porque ser sapeur no es sólo una forma de vestir sino una forma de vivir y encarar el mundo.
Algunos lo ven como un acto de rebeldía ante una situación de miseria de la que quieren escapar. Yo simplemente los miro...


También me gusta, ya que estoy allí, comprarme algún que otro liputa (paño africano wax) para que alguien tenga buen corazón y me haga un diseño adaptado a mi "europeísmo", mis medidas y mis gustos. Todo esto no siempre es fácil de lograr...


Me perdería horas eligiendo paños en esas tiendas minúsculas, abarrotadas de todo, que son una explosión de color para los ojos, a veces hasta difícil de digerir. Siempre me cuesta encontrar el mío. No puede ser muy chillón, ni con bordados imposibles, ni tampoco demasiado caro (los hay que sobrepasan los 150€), ni demasiado de fiesta. No es tan fácil dar con el tuyo, con el que te pertenece por carácter, por estado de ánimo, por gusto... Lleva tanto tiempo que en algunas tiendas incluso te ofrecer algo de beber y un rato de conversación mientras tomas tu trascendente decisión.

Otras paradas obligatorias son las tiendas de música y vídeo. Indispensables: Diego Music y YouYou Music. En ésta última siempre me preguntan qué tal por España... Es lo que tiene ser casi clienta habitual jejeje. Son cajas de cerillas en las que no hay resquicio para posar nada más. Parece que las novedades musicales tendrán que comerse a las viejas antiguallas para hacerse con un sitio pero extrañamente todo cuadra, todo encaja como un gran puzzle en el que todas las piezas son necesarias. Los vendedores son como bases de datos musicales y de teatro congoleño. Una especie de 40 principales a lo bestia. Siempre encuentran lo que buscas. Incluso con sólo tararear un canción o contarles un trocito de argumento de la historia pueden llegar a ser capaces de encontrar el albúm en el que se encuentran. 
Hasta hay tiendas regentadas por chinos en las que te recomiendan las últimas novedades de Papa Wemba o Fally Ipupa y lo que es más fuerte...¡en lingala!.
En las tiendas hay sillas y siempre hay gente tanto dentro como fuera. Debaten, charlan, alborotan un poco...Hacen ambiente, como suelen decir.
La SGAE estaría encantada con ellos porque, aunque hay mucha piratería, es la única tienda de discos y dvds en la que siempre hay cola...



Tampoco puede faltar la visita a las tiendas de productos de belleza: las cremas "para negros" (como ellos las llaman), las "milagrosas" aspirinas, las BB Cream y las pelucas y extensiones...


Y como música de fondo: lingala, wolof, pidgin, bambara, árabe... pero a mí me entra más el lingala, porque es el más cercano, el más familiar...

Antes decían que Chatêu Rouge era un barrio peligroso. Nunca he estado de noche pero a mí no me parece nada peligroso sino todo lo contrario: un barrio sorprendente y vivo. Sobre todo eso: muy vivo. Fascinante, incomprensible, caótico. Familiar. En el que todas las mezclas son posibles: lo antiguo y lo moderno, lo blanco y lo negro, lo nuevo y lo usado, lo limpio y lo sucio, lo ilegal y lo legal... Todo tiene cabida en un encaje perfecto de bolillos.

Un sitio único. 
 LLevándole la contraria a Sabina que dice que "al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver" yo siempre quiero regresar a Chatêau Rouge, aunque sea en recuerdos.







martes, 25 de septiembre de 2012

SINTOMATOLOGÍA DE UN ENCUENTRO

Sentí el terror.

Sabía lo que era, ya lo había visto, ya me lo habían contado pero nunca lo había vivido en primera persona, nunca había estado tan dentro de esa situación. Nunca me sentí tan en otra piel como ese día.

Por la cabeza me pasaron a velocidad de vértigo miles de imágenes, cientos de ideas y pensamientos que ni siquiera daba tiempo a procesar por la rapidez con que se generaban y se desechaban. 

Tenía la boca seca como si llevara a pleno sol del desierto muchas horas.

 Sensación de frío, de un cierto desamparo (¿y si pasa algo?¿qué hago?¿qué puedo hacer?).

 Y esa bola de angustia, que ese día se superó a sí misma tomando proporciones inauditas. Parecía un pulpo de mil tentáculos y cada uno atrapaba una terminación nerviosa haciendola explosionar en mil colores.

Ligeros mareos. La cabeza estaba allí (al menos físicamente) pero al mismo tiempo se iba y volvía y desaparecía pequeñas fracciones de segundo para volver de nuevo.

Pies inquietos (tal vez demasiado) que me obligaban a seguirlos de un lado a otro sin piedad.

Manos como cuerdas, se enlazaban, se desenlazaban, crujían hasta casi romperse.

Una gota de sudor helado corriendo a toda prisa por mi columna para ocultarse no se sabe dónde, no se sabe de quién.

De repente una calma extraña extendiéndose y la certeza absoluta de que todo iba a salir bien.

Ahí estabas. Después de todo: de los años, de las vidas, de los espacios, de las distancias, de las fronteras, de tus sufrimientos y los nuestros, de todo el esfuerzo por llegar hasta aquí. Sólo quedaba atravesar la última puerta (o la primera, según se mirase).

Cuando te ví te reconocí en seguida.

 Estabas tranquila, con la dignidad del que ya sé cansó de esperar y entra con paso firme a su destino, sabiendo que lo merece y que nadie se lo va a impedir.
Miraste despistada alrededor intentando descubrirnos. Y me viste allí, esperándote, murmurando tu nombre no demasiado alto por si me equivocaba. Tú también me reconociste (aunque parezca increíble).

Tuve que azuzarlo para que reaccionara. No era capaz de creérselo siquiera. No quería dejar el apoyo seguro que había encontrado en una columna cualquiera. Tenía miedo de perder pie y despertarse como si de un sueño sin final se tratara. Al final, corrió nervioso atravesando su propio miedo y te abrazó. 

Nos agarramos a ti como a una tabla y tú sólo sonreías, limpiándonos las caras, murmurando en tu lengua cantarina palabras de calma. Ya estabas aquí, ya habías llegado. Todo estaba bien. Todo estaba bien.

Corrimos enganchados como si nos fuera la vida en ello, riendo,temblando, llorando, tropezando, mezclando los idiomas y los sentimientos. Sólo queríamos salir de allí. La gente nos miraba. Parecíamos tres locos. 

Por fin estabas aquí. Todo estaba bien. Sólo era el principio. Para ti. Para nosotros. Y en las risas, en las lágrimas sacamos el alivio. Momentáneo. Pero alivio, al fin y al cabo.

Pensé entonces que a veces, cuando deseamos algo con mucha fuerza durante mucho tiempo, al final podemos conseguirlo. 

Tal vez ésta fuera una de esas veces...






domingo, 16 de septiembre de 2012

ANNIVERSAIRE

Si algún día me quedara sin recuerdos ¿serías capaz de atravesar el tiempo, el espacio y el olvido para volver a hacerte presente?


Aunque nunca me crees cuando te lo digo, yo sabía que pasaría. Esperé y esperé y desesperé. Hasta que un día apareciste. Y ya no hubo vuelta atrás. "El hombre que vino del mar", como la película de la que siempre te hablo y nunca consigo que veas. Con los años has aprendido a disimular mejor la sonrisa que te asoma cuando te lo llamo. Yo también sonrío porque sé que sigues sin creerme (aunque tal vez hagas el esfuerzo de intentarlo).

Hoy pienso que a veces tomamos decisiones con tal seguridad y certeza que da miedo su inconsciencia. Pero es, al fin y al cabo, esa pulsión arrebatada la que hace que nuestra vida tome su curso, el que debía tomar.
Hoy me da vértigo mirar atrás y ver de lo que fuimos capaces. Tenía que ser así, lo sé pero aún así me asombra la fuerza de la que nos alimentábamos. ¿A ti no?.
¿La hemos perdido, se ha acomodado, es más liviana y ya no la notamos?. A veces la echo en falta.
 En breve vamos a necesitarla de nuevo, kilos y kilos. Incluso puede que toneladas. Tal vez más yo. O puede que sorprendentemente más tú. Ya iremos viendo. ¿Quién será esta vez el motor de arranque?.

A lo que te preguntaba al principio creo que la respuesta es sí, que atravesarías el tiempo, el espacio y el olvido. Aunque sólo fueran cinco minutos. Igual que cuando llegaste del mar y yo te estaba esperando sin saber qué hacía y a quién esperaba. Entonces serás tú quien lo sabrá y yo seré la que sonría sin creermelo del todo (aunque haciendo el esfuerzo de intentarlo).



sábado, 15 de septiembre de 2012

EL DESEO DE KIANDA (Y EL MÍO)

Hace unos meses descubrí que, de todos los libros que había leído en mi vida ( que han sido unos pocos), nunca había leído nada escrito por un autor africano (o autora, por ser políticamente correcta). Ni un sólo libro. Me pregunté entonces a qué autores conocía. Y la respuesta fue la misma: ninguno.
Empecé a bucear por ahí y me hice con una mini - lista de imprescindibles.
No creo que la literatura se haga diferente por se hombre o mujer, blanco o negro, alto o bajo...La literatura es literatura, al fin y al cabo y hay tantas formas de hacerla como escritores de escribirla. Lo que sí creo es que los temas, los escenarios, las vivencias y algunas formas de ver las situaciones son diferentes según qué escritores.. Por ejemplo, todos los libros o películas que hablan de África (y que religiosamente me he ido tragando con mejor o peor digestión) son una visión de blanco total. No digo que esto sea algo malo, porque al final lo que nos muestran es la imagen o la idea de su director (blanco) pero ¿cómo lo vería un africano?. Esa era la visión que quería tener.

Empecé con Inongo - vi - Makomé, un escritor y cuenta-cuentos camerunés afrincado en España, por ser el primer autor que me encontré que era africano y escribía en español. Su presentación no fue nada literaria sino un ensayo escrito hace ya unos 20 años sobre los negroafricanos en España y que es tan descorazonador (porque parece que las cosas siguen ancladas en el tiempo en el que él lo escribió) como vitalista.



Seguí con un clásico: Chinua Achebe, un autor nigeriano al que les vas perdiendo el color  y la identidad a medida que avanzas en la lectura y ya no sabes si sus personajes están en Nigeria o en Occidente (digo siempre Occidente sólo por una cuestión de pereza: Europa y EE.UU es demasiado largo y pesado de escribir...), sin son blancos o negros, si su escenario es en 1950 o en 2012 porque al final los sentimientos que describe son tan humanas y vigentes que es lo único con lo que te quedas.



El siguiente en mi lista me acercó un poco más a Congo. Al vecino, al pequeño Congo pero aún así encontré elementos comunes e identificables. El gran Alain Mabanckou y su eterna gorra de repartidor de periódicos de los años 20 y su fina ironía me transportó más a nuestros días y me hizo reír mucho.




El último (de momento) es Pepetela. Lo conocí ayer. Es angoleño. Por defecto pensé que era negro. Me sorprendió ver la foto de la contraportada y descubrir a un Savimbi blanco y barbudo. Busco autores africanos y éste lo es. Y muy bueno, por lo que dicen. De momento, se te olvida el color y sólo ves lo que quiere que veas: Luanda y la destrucción de los valores africanos.


Fue curioso ayer sumergirme en Luanda. Buscar algo que me sonase. Intentar descubrir en sus personajes  alguna cara que me fuera familiar...

Y de repente, me llamas diciéndome que ha llegado el momento, que ya está todo preparado. ¿Cómo lo sabes?, te pregunto. Me han llamado de Luanda, dices. Yo me agarro al libro de Pepetela y pienso que el destino o la casualidad o la vida son bien curiosos. No puedo dejar de sonreír y las lágrimas no pueden parar de saltar y todo se mezcla en una sensación que ya no recordaba. Sólo Pepetela y "El deseo de Kianda" (que aún no sé cuál es) me mantienen pegada al suelo (si no fuera por ellos aseguro que podría salir volando como una de esas lamparitas chinas que se elevan con una llama).
A veces - pienso - esperar y luchar y desesperar y luchar tienen premio.

Siento que ya puedo empezar. YO. Ya puedo volver a reinar en mi reino, pensar en qué quiero hacer y cómo hacerlo sin tener una "hipoteca vitalicia" previa que condiciona todos nuestros actos. Aún no ha acabado todo. Nunca lo hará (por mucho que tú digas que sí). Pero con eso soy capaz de vivir. Esto era el paso. El primer paso. Y se me ha quitado un peso de encima. Bueno, aún no del todo. Hasta que todo pase, hasta que todo llegue a su destino y yo pueda volver a tocar tierra. Pero para eso ya no falta nada. En comparación con todo el tiempo que llevamos esperando, con todo el esfuerzo y el empeño que hemos puesto, con nuestros sacrificios y los suyos, con la lista de prioridades en la que siempre nos tocaba esperar las nuestras, con... lo que queda es un suspiro que ya no se puede medir en tiempo. No es nada.
Me siento rara, como digo. Como si ahora tuviera un camino delante de mí. Un camino vacío que debo ir rellenando con lo que yo decida. Tal vez sea peor que lo andado y visto hasta ahora. Tal vez no. Lo único seguro es que es el mío, el que me tocaba caminar, el que me estaba esperando y al que yo esperaba. No sé adónde me llevará. Sólo tengo claro que ya es hora de caminarlo, de avanzar y de ir en la dirección que yo quiera, sin pararme.

Me hace gracia que precisamente el día que recibo a Pepetela y ando por su Luanda buscando sea la propia Luanda quién me haya encontrado a mí. De toda mi lista ha coincido este libro en el momento justo. ¿Casualidad?.

Ahora que mi deseo se ha cumplido (y soy incapaz de quitarme esta sonrisa boba de la cara) me intriga saber cuál es el de Kianda y quién es la propia Kianda (aún no he llegado a esa parte).

El siguiente me está costando un poco conseguirlo (por retardada desde que tuve la ocasión). Bueno, en realidad son 2 partes. Un viaje inverso. Dos libros que necesito tener para comprender. Es la primera chica de mi lista. Se hace llamar Ken Bugul ("nadie me quiere" en wolof) y es senegalesa.


Después de ella vendrán más: Chimamanda Adichie, Nkuma, Anta Diop, Wole Soyinka, Emmanuel Dongala....y todos aquellos que me vaya encontrando por el camino, ése que gracias a las casualidades de la vida y de Pepetela me he encontrado estos días.

lunes, 3 de septiembre de 2012

MI COCINA

Hacía tiempo que no entraba en mi cocina con más intención que la de que el tiempo se parara durante un rato, de disfrutar de un momento propio en el que el mundo esperase afuera y mis movimientos fueran lentos, pausados como un baile elegante y delicado aprendido de antemano.

Hoy volví a entrar.

Miré el reloj. Era cierto. El tiempo se había parado en las 10.20 de la mañana. En realidad el reloj se había quedado sin pilas pero me pareció una buena señal.

Me tomé mi tiempo. Lo disfruté. Afuera dejé el cansancio del último mes, la incertidumbre, la locura... Pensé en lo que está por venir. En lo que quiero que venga. Lo hice con calma. Cada pensamiento conllevaba un ingrediente, su mezcla, su unión... Lo hice tal vez tomándome más tiempo del necesario.

Me gusta cocinar. Lo necesito.

 Muchas veces siento que me susurran al oído: "echa sal", "un poco más de pimienta", "déjalo sólo 5 minutos más", "atrévete a mezclar"... No tengo idea de por qué eso es lo que dará resultado pero lo da. No sé por qué me fío pero siempre lo hago sin dudar siquiera. Es la única manera de sentirla cerca, llevando mi mano con fuerza o suavidad, según se requiera, dándome los consejos que nunca pudo llegar a darme, enseñándome lo que con ella se mantenía vivo, acompañandome...

Éste fue el resultado...




viernes, 31 de agosto de 2012

TU MANO

Si pusieras tu mano sobre la mía ¿llegarían ya tus dedos a los míos?.
Si fuera así quizá sería demasiado tarde. O no. Según se mire.
Lo que sí es claro es que yo habría perdido demasiado tiempo y demasiadas cosas. Demasiadas. Irrecuperables ya.
Si fuera así me moriría de pena. No, no es cierto. No moriría. Me partiría de pena pero no moriría. Lucharía con más fuerza aún para evitar que cuando pusieras tu mano sobre la mía, tus dedos sobrepasaran a los míos.




Para J. (como siempre)

martes, 28 de agosto de 2012

(MIS) MEMORIAS (O DESMEMORIAS) DE ÁFRICA

Si pienso en la primera imagen que yo tuve de África no dudo ni un segundo en decir que fue la de "los niños del Biafra".
Los que yo denominaba "niños del Biafra" eran negritos con una gran barriga hinchada (de malnutrición, supe más tarde), con los mocos cayendo de sus graciosas naricitas, varias moscas rondandoles (y en ocasiones, en las peores imágenes, posandoseles descaradamente sobre las comisuras de los labios); mirando a cámara con unos ojos tan negros y profundos (más propios de un anciano que de un niño),  en los que si te fijabas mucho, incluso podías ver el reflejo del fotógrafo en ellos. Parecían querer decirnos muchas cosas aquellos ojos pero sólo nos llegaba el vacío, la nada...
Recuerdo que, por aquella época, yo no era muy buena comedora y las pocas cucharadas de comida que, tras una ardua lucha contra mi madre y mis abuelas, eran capaces de meterme a fuerza más tenían que ver con el sentimiento de culpa que con las verdaderas ganas de comer. La amenaza de: "Mira los pobres niños del Biafra, que no tienen nada para comer y tú despreciando la comida que tienes...¿no te da vergüenza?" me perseguía implacable hasta que abría la boca, apenada.
El mensaje me caló tan hondo que, incluso a día de hoy, cuando ya estoy bien servida de comida, si en mi plato aún queda algo me siento en la ya "obligación moral" de comérmelo en honor de los "niños del Biafra" que traumatizaron mi infancia sin quererlo.
Años más tarde busqué en la mapa un país llamado Biafra como tal, y no lo encontré.Pensé entonces que tal vez era una historia que mi abuela se había inventado sólo para obligarme a comer (con un éxito total por la culpabilidad que me generaba, debo decir).Sin embargo recordaba vívidamente las imágenes de aquellos niños, sus miradas...
 Al parecer, el Biafra duró sólo  3 años - de 1967 a 1970 - y era una región independizada de Nigeria, que gracias (¡cómo no!) al apoyo de potencias extranjeras (tanto africanas como occidentales), más interesadas en hacerse con el control de su petróleo que en parar  (o al menos en no alentar) una guerra que se cobró la vida de un millón de personas en sólo 3 años.
Esta imagen de un África infantil y hambrienta me persiguió durante los primeros años de mi infancia. Luego se fue transformando...

Un colegio religioso también hizo maravillas con mi imagen del continente africano.
Bueno, por aquel entonces, en cuanto a mí se refiere, África no era un continente sino un país enorme, gigantesco, de tierra rojiza y seca, en el que nunca llovía (de hecho ni siquiera tenían agua), y en el que los hombres (todos musculosos, fuertes, medio desnudos, pintados de colores y decorados con cuentas y telas alegres) y  mujeres (que no conseguía distinguir muy bien a no ser que llevaran un fardillo a la espalda en la que se descubría un bultito con piernas o fueran  a pecho descubierto) vivían en pequeños poblados con casas redondas de adobe y paja y se dedicaban a cultivar una tierra yerma, que apenas les daba para comer y a cuidar un ganado famélico.
Los ya famosos "niños del Biafra" iban creciendo al igual que yo pero no me sentía para nada identificada con ellos. Su vidas eran muy tristes y llenas de hambre y de sufrimientos y eran "seres" (sí, he escrito "seres" de forma consciente, porque los veía tan lejanos a mí, tan distintos que acababa por no verlos reales). Necesitaban que les llevaran "la luz" y la alegría, con la misma intensidad que necesitaban el agua o que prosperaran sus cosechas. Eran sujetos a los que ayudar porque ellos, debido tal vez a sus condiciones extremas, no eran capaces de hacerlo.
Aquí entró de pronto una figuraba que me encantaba: los misioneros.
Siempre los imagino (de hecho aún persiste en mi cabeza este estereotipo infantil por mucho que me empeñe en cambiarlo) con su barba larga, sus gafitas de intelectual, su cara bonachona, pantalones anchos y camisa blanca y sandalias de cuero por supuesto. Las misioneras sólo podían ser monjas con un hábito más "relajado" y una enorme cruz de plata al cuello dedicadas sobre todo a los hospitales.No me interesaban demasiado. Pero los misioneros (hombres)...esos sí que "molaban". Lo dejaban todo: familia, amigos, comodidades... por una vida llena de necesidad y sacrificio con tal abnegación que se me saltaban hasta las lágrimas. Allá donde iban llevaban con ellos el progreso, la educación, la sanidad, la civilización, la alegría y la "luz". Los comienzos siempre eran duros y llenos de peligros pero siempre valía la pena el esfuerzo porque, como super - héroes, siempre se imponían a cualquier dificultad que se pudiera presentar y eran queridos y admirados por su pueblo. Talmente como en los cómics.
¿Qué sería de aquellas gentes sin ellos? - me preguntaba. ¡Qué afortunados los pueblos a los que habían llegado!.
Esta idea se reafirmaba cuando nos daban aquellas charlas llenas de aventuras, de anécdotas, de fotos en los que los niños y los adultos los rodeaban y ellos nos miraban sonrientes, llenos de paz como aquellos con el deber cumplido, seguros y orgullosos de sí mismos y de su labor.
Nunca me cuadró el que no hubiera una heroína en estas historias. A ser posible "local" (como ellos llamaban a los "nativos"). Era fundamental que en esas historias entrara el amor pero ellos nos hablaban de otro tipo de amor: el amor al prójimo y a Dios.
Esta fase de ver África única y exclusivamente como "escenario misional" me pilló en plena pre - adolescencia y con las hormonas revolucionadas.
¿Acaso no era compatible "ayudar" con el amor?...

Al empezar el instituto, África cambió por completo para mí.
De repente, ya no era un país como tal sino 54.   Existían ciudades y coches y edificios y bancos e iglesias y colegios y hospitales y guerras...muchas guerras, mucha miseria y mucho sufrimiento...Además de dictadores y tiranos que trataban a machete a sus propios pueblos.
Los misioneros, al igual que mis comics y libros de aventuras, pasaron al olvido por algo más laico e identificable con mi yo de entonces como eran los cooperantes y su mundo de ONGs (había incluso algunos que colaboraban con 2, 3 ó 4 ONGs a la vez)
Aquí encajaba todo: la política, la lucha contra los sistemas establecidos, la justicia social, la igualdad, el trabajo remunerado, conocer mundo, las experiencias "multiculturales", el amor (si surgiese jejeje)...Eran jóvenes, bien preparados y "solidarios" (nueva palabra en mi vocabulario) que iban a "enseñarles a pescar y no sólo a darles peces".
África y los africanos, en realidad, seguían en 2º o incluso un 3er plano. África se había convertido en un menú a la carta en el que se podía elegir un país (según el idioma, según la cultura, según el conflicto...) entre 54 realidades distintas según las necesidades de cada uno. Pasó de ser un escenario para ayudar con la gracia de Dios a ser un escenario en el que ayudar como dios.
Los africanos seguían pareciéndome seres exóticos a los que "ayudar" a desarrollarse, ya que por diversos motivos no lo habían conseguido por ellos mismos y era necesario que les enseñáramos cómo hacerlo a la occidental para que no se quedaran encallados en un pasado salvaje y primitivo que en nada les beneficiaba. Las ONGs iban allí sólo a acelerar el proceso y convertirlos en lo que nosotros éramos en Occidente porque eso era lo mejor para aquella gente (ya que había sido bueno para nosotros).
Curiosamente nunca los consideré como "seres inferiores" por africanos o negros sino con un retraso en su desarrollo económico y social respecto a  los blancos, los occidentales. En cuanto le cogieran el truco a  ver la vida y el mundo como nosotros seríamos todos iguales, independientemente del color o del continente en el que viviéramos.
Un avance importante en mi vocabulario (gracias Ángel por tus broncas porque a ti te lo debo) fue que empecé a pronunciar, aún con cierto temor por si ofendía, la palabra "negro". Sonaba raro llamarlos así. Parecía casi un insulto a nuestros oídos. Eran "negritos" (siempre preferí este diminutivo del color verdadero que rarezas como "oscuros" o "morenos" o "subsaharianos"). Siempre lo habían sido. A nuestros ojos eran como niños desprotegidos (incluso los adultos) a los que ayudar y de los que tener compasión y pena. Por nada del mundo queríamos ofenderlos llamandolos "negros" (ahora me pregunto por qué era  tan negativa para nosotros esta palabra...).

El paso a la universidad no hizo cambiar mucho esta imagen de África. La hizo, si cabe, más profunda y politizada. Me dio trozos de historia y de historias para argumentar y reafirmarme en el mundo de la cooperación. Amplió mis conocimientos teóricos y mis miras.
A nuestro lado empezaron a aparecer de forma más visible ciudadanos de aquellos países (que muchas veces ni siquiera sabíamos situar en un mapa) trayendo consigo historias increíbles y todo el exotismo del que eran capaces.
¿A qué venían?¿Qué hacían aquí?¿Cómo vivían?¿Qué esperaban conseguir?¿Cómo veían esto?¿De qué huían?.
Ya no sentí necesidad del continente africano porque una parte de África se había venido a mi tierra y eso me daba la oportunidad de conocerla a través de los ojos y las historias de su propia gente, de primera mano.
África empezó a hacerse presente a la puerta de mi casa y ya no me resultaba tan interesante el tema de las ONGs como potenciadoras de cambio y ayuda sobre el terreno sino como instrumentos a través de los cuales conocer y comunicarme con los africanos que empezaban a llegar para quedarse en mi ciudad.
Supe así que había un grueso de población africana que no era ni muy rica ni muy pobre sino todo lo contrario, que muchos de los que venían no escapaban del hambre sino de la injusticia y la corrupción, que muchos eran personas bien formadas que habían dejado atrás una buena vida sólo para vivir en libertad y paz, que había entre ellos médicos, profesores, estudiantes, carpinteros, albañiles, policías, músicos, mecánicos, panaderos, políticos, abogados, comerciantes, futbolistas...No me era difícil identificarme, salvando todas las distancias posibles, con ellos, sus sueños y sus esperanzas.
Empezaron a ser "objeto de análisis" y yo pasé a ser una suerte de "antropólogo inocente" con todas sus torpezas e ignorancias. Cuando consideré que había reunido suficiente información de su vida  y su situación aquí empecé otra vez a preguntarme qué habían dejado atrás, por qué lo habían dejado, cuál era la realidad real y cuál la ficticia que nos contaban a través de los media, de los libros de texto, de los libros de Historia ...

En mi paso hacia la vida (real) seguí indagando.
Fue la curiosidad la que me hizo llegar a mil realidades distintas, no siempre convergentes, no siempre creíbles para mis oídos y mis sentidos, no siempre fáciles de encajar y comprender.
De repente, no entendía por qué aquí no se sabía nada de lo que ellos me contaban, por qué los periódicos, las televisiones no denunciaban las mil y una situaciones que les hacían emprender el "rally", jugarse su vida y su destino a una sola carta... Muchas veces no entendía de lo que me hablaban. Confieso que dudaba a menudo de aquellas historias...
De repente, se habían convertido en protagonistas de una Historia (de muchas Historias) que nunca había escuchado, que no sabía que existían, que formaban un puzzle de un millón de piezas que no sabía si sería capaz de encajar...
¿Cómo, si ya eran países independientes desde hacía algunas décadas, iban a seguir estando controlados y manipulados por agentes coloniales (por todos los dioses: las colonias ya habían dejado de existir)?¿cómo iban a ser objeto de expolio de riquezas (pero África tenía alguna riqueza??) por parte de multinacionales extranjeras o países occidentales?¿cómo que sus guerras no eran producidas por odios tribales ancestrales sino por gobiernos europeos y africanos corruptos?¿cómo que sí había opositores (que por otra parte no duraban mucho tiempo) a los regímenes impuestos si aquí nunca oíamos hablar de ellos (ni de sus muertes o "desapariciones")?¿cómo que era Occidente quién no les dejaba ser libres ni independientes?¿cómo que los adorados misioneros de mi infancia les imponían por fuerza la fe y despreciaban sus culturas y costumbres ancestrales por considerarlas paganas y primitivas?¿cómo que muchos cooperantes, con sus buenos sueldos, sus jeep, sus casas en las mejores zonas residenciales y con seguridad privada apenas sí se relacionaban con ellos salvo y específicamente a través de sus misiones de trabajo?
Confusión total....
Fue como darme contra un muro de hormigón a 200 kms por hora.
Era necesario "desaprender" mucho de lo aprendido durante mi vida para hacer hueco y encontrar un poco de verdad. Fue una mudanza muy dura porque, a parte de sacar todos y cada uno de los muebles, era necesario observarlos detenidamente uno a uno, con ojo casi científico para no dejarse engañar y ver cuáles eran rescatables (si es que alguno lo era). Me quedé casi vacía. Había demasiadas cosas inservibles y otras de las que, a pesar de todo, tenía miedo de deshacerme ya que si lo hacía dejaría de hacer pie y destrozaría verdades infinitas en las que siempre me había basado. (¿todo (o mucho) eran mentiras, omisiones?¿qué mosntruo era aquel que yo conocía?).
Como digo, fue duro y lento, muy lento.
Pasé una barrera en muchos sentidos y eso me hace estar en una cuerda en medio de la nada.
Pero también ha hecho posible que me desnude aquí y ahora. Que me haya podido desprender de todas las capas, hasta de las que más me avergüenzan. Era un ejercicio necesario.

Mi imagen de África ahora, en este punto justo de mi vida, es muy vivaz, muy fuerte, muy enérgica. Tal vez muy rebelde. Muy desinhibida. No me creo nada y me lo creo todo.
He dejado de creer en la necesidad de misioneros y cooperantes y de ONGs y de "fuerzas de paz". Sólo creo en la gente que vaya de igual a igual, gente que quiera luchar codo con codo, que apenas se noten pero que estén. He dejado de creer en la intervención de Occidente con la excusa de la "ayuda" o de la "solidaridad". He dejado de creer en importarles a fuerza un "desarrollo"  que tal vez no quieran o no deban admitir tal como se lo estamos mostrando. No entiendo por qué les faltamos al respeto tan  descaradamente yendo de maestros de todo sin haber sido alumnos de nada ¿Por qué esa necesidad imperiosa de ir a enseñar y nunca a aprender o lo que es mejor aún: a compartir?..
Ya no creo en los africanos como sujetos pasivos de esta historia y de todas las que fueron y de las que vendrán. Aunque lo parezcan. Aunque incluso lo crean ellos mismos y sientan - como dice Donato Ndongo-Bidyogo en "Acerca de los estereotipos de África: Imaginar África"- que están "sumidos en la abulia, sin modelos ni valores, que los africanos somos hoy incapaces de asumir unas tradiciones que a menudo ya no tienen ningún significado en nuestro mundo actual ni una modernidad cuyo sentido se nos escapa. Así resulta imposible hallar el equilibrio que armonice nuestras vidas, nos devuelva la ilusión y dé sentido a unas existencias vacías".
Hoy mi imagen de África es una imagen plagada de andamios, donde todo está en re-construcción y cuyos albañiles, arquitectos, ingenieros son los propios africanos (tal vez aquellos niños del Biafra hoy hechos hombres) que buscan encontrar por sí mismos su equilibrio, ganarse su propio respeto. No tengo ni idea qué va a surgir de esta titánica obra de construcción. Tal vez cuando quiten los andamios, si se quitan algún día, aparezca una mole monstruosa o algo muy bello y bien proporcionado.
No es discutible que a África, entre otras otras muchas cosas, se le ha robado la tradición, la cultura (aunque ambas deberían ir en plural), el respeto a sí misma e incluso, en ocasiones, su dignidad como continente. LLevan siglos haciendolo los blancos y ahora han tomado el relevo los asiáticos y los propios (mal) africanos.
Citando de nuevo a Ndongo- Bidyogo para describir, a mi entender, el mayor mal de África :la "despersonificación", la pérdida de la "entidad colectiva": "parte de los males que padecemos hoy (los africanos) tienen su origen en la quiebra de las culturas ancestrales, la ruptura traumática de las sociedades "comunocráticas" sin que fueran sustituídas por las aportaciones de los colonizadores. El africano está al borde del vacío, se debate entre la tradición perdida - muchas de cuyas manifestaciones ya no es capaz de interpretar - y la modernidad que no ha asumido, encontrándose en ese territorio de nadie que le priva de los asideros espirituales necesarios para sentirse seguro. Como se sigue creyendo, en el fondo, que la única cultura es la de los europeos, y últimamente también la de japoneses y chinos, se considera a los africanos unos ignorantes que deben aprenderlo todo de los que llegan de fuera; tendencia que se acentúa cada día un poco más pues una de las consecuencias perversas de la globalización es la pretensión de imponer una cultura uniforme, una sola manera de ver y de concebir el mundo".

Muchos tal vez digan que para avanzar no es necesario remitirse siempre al pasado, que hay que soltar ese lastre para poder construir. No estoy de acuerdo. Es necesario - por no decir, casi obligatorio - que se mire hacia atrás, No para fomentar odios ni perdones, victimismo o sentimiento de culpa. Se debe mirar al pasado para comprender este presente "despersonificado"  que niega el "africanismo" como algo positivo, cultural, histórico...Se debe recordar el pasado para construir un presente donde tenga cabida lo ancestral y lo moderno, pero sobre todo lo propio, que se ha ido perdiendo por el camino hasta casi aniquilarse, que ha de ser puesto de nuevo en valor para apreciarlo y respetarlo.

Los nkodia deben volver a salir a la luz, los fetiches que se escondieron, que se quemaron, que se destruyeron cuando los blancos les dijeron que eran negativos, prohibidos...Los africanos deben conocer su historia, no la que les/nos hemos fabricado. Occidente debe conocer su historia, la suya, no la nuestra a través de ellos, como actores secundarios. Con su voz. Con sus palabras.
Se deben emplear machetes. Pero para romper la abulia que adormece, que resigna. Para romper los muros, los que imponemos, los que nos imponen.
Sólo es cuestión de respeto.
Sólo cuando esto suceda seremos capaces de ver África. Sin adornos. Sin mentiras. Solo África...
Yo sigo intentándolo....






domingo, 26 de agosto de 2012

MULTITUDES

Ha sido curioso.
Hoy estaba rodeada de gente. Literalmente rodeada. No era capaz de ver más que brazos, cabezas, barrigas...y un trocito de cielo, si miraba hacia arriba.
Estaba sola. Esperando.
Y de repente, cómo a cámara lenta, todo empezó a difuminarse: los colores, los sonidos, el movimiento, la gente... Sólo yo. Sola.
Busqué tu mano. Sabía que no estaba. Por lo menos no allí, no en ese momento.
Y me sentí como si sólo existiera yo, sin nadie más, sin nada más.
Me atrapó de repente la tristeza.
Todo volvió a su movimiento trepidante en cuestión de una milésima de segundo: los olores, la gente, el ruido...
Me sentí perdida, como después de una ausencia.


sábado, 25 de agosto de 2012

LOS "AYUDANTES" DEL CONGO



No sé por qué me ha dado por pensar que sentir pena por alguien (o incluso por uno mismo) es una falta de respeto hacia esa persona; como si, sin querer, le diéramos, con nuestro sentimiento, una posición de inferioridad respecto a nosotros. Es  un sentimiento que no podemos evitar. Yo, al menos, no puedo. Pero hay que vencerlo, aun sintiéndolo, porque cada vez estoy más segura de que no hace avanzar.

Últimamente me planteo constantemente el tema de la "ayuda". ¿Estamos realmente ayudando a los que vamos a ayudar?¿Son lícitas todas las ayudas que se están dando?¿Y la forma y el planteamiento con que se llevan a cabo?¿Por qué ayudamos: por ellos, por nosotros, por cambiar el mundo, por la injusticia...?¿Por qué nos ayudan: por pena, por justicia social, por intereses varios, por puro populismo...?

Como siempre (y a riesgo de ser una auténtica pelmaza  porque no pienso dejar de hacerlo) centro este tema en lo que más conozco y más de cerca me toca: RDC.

Hace unos días tuve una conversación muy interesante sobre Congo y su situación actual: el día a día, los problemas cotidianos, la "limpieza", su corrupción,la política, la pérdida  progresiva de la entidad colectiva para la lucha, de la propia lucha... Como digo, han pasado ya unos días de esto pero sigo rumiando las palabras, su verdad, su sentido, su fondo... No puedo dejar de hacerlo y todo se repite en mi cabeza como si fuera una cinta en la que puedo ir rebobinando a placer, darle al pause y al play las veces que sean necesarias y en cada visionado aún sigo haciendo nuevos "descubrimientos".

Esto me ha hecho reflexionar aún más en cómo estamos "ayudando" o en cómo vendemos nuestra ayuda. Buscando documentación sobre ello hice un descubrimiento: es un vídeo de una periodista de TVE reconvertida a cooperante como responsable de proyectos de la AECID en Kinshasa y que da una conferencia sobre RDC y su experiencia allí.



Tal vez muchos la escuchéis y la creáis y valoréis y agradezcáis su gran labor, su valentía por estar allí, en el "corazón de las tinieblas" como decía Conrad. Y eso es lo peor. 

Esta es la "típica" y "tópica" imagen que no me gusta (ODIO, de hecho y para ser sincera) que se dé de Congo. Una imagen dramatizada hasta el extremo, en la que se busca la lágrima fácil, el morbo, la pena, victimizar a los congoleños e inferiorizarlos (pobrecitos los negritos). Esto me parece una falta de respeto y un claro ejemplo de lo que NO se debe hacer ni siquiera de pensamiento; porque si piensas esto, si te ves  como una sacrificada cooperante indispensable, única en su especie y que si no estuvieras allí el país sería absorbido por el agujero negro de la hecatombe y los niños se morirían de hambre sin tu generosa ayuda y los enfermos se morirían de enfermedades misteriosas si  no les dieras tu cash para los medicamentos, y si ella, y si ella...y si tú, y si tú...no debes siquiera plantearte "ayudar". 
Lo que a nuestra amiga se le olvida es que la cooperación se produce entre iguales: uno ayuda al otro y el otro ayuda al uno. Tal vez ni siquiera lo sepa y por eso cometa estos errores de principiante, voy a ser benévola.
 No se trata de tí, ni de lo bien que tú te sientes, ni de lo que tú ves, ni de lo que tú vives, ni de lo que tú haces, ni de lo mucho que la gente de aquí te agradece tu "celestial misión". No, Conchín: tú aquí no importas para nada, aunque te parezca que sí y así lo intentes con ahínco.Yo no importo para nada, ni los cooperantes, ni los extranjeros que de una u otra manera pretendemos ayudar. NO. Lo que cuenta aquí es Congo y los congoleños. Pero sobre todo, y tú que eres periodista deberías saberlo, lo que cuenta es la VERDAD. Y con todo el dolor de mi corazón te digo, porque seguro que le pones  buena voluntad a lo que haces , tú no "ayudas" a nadie, tú no cooperas con nadie porque desde el minuto 1 en que empiezas a hablar estás despreciando (no sé ni siquiera si eres consciente de ello), estás instaurando una posición de supremacía frente a "aquellas 500 personas que esperaban a que te levantaras y no trabajaban simplemente porque no había trabajo o no había escuelas". Estas poniéndolos un escalón por debajo de ti: la salvadora de aquella pobre gente que ahora tiene 2 escuelas, potabilizadora, hospital... civilización, vienes a decir sin decirlo. 
¿Qué hubiera pasado si no llegas a ir ?. Tal vez pienses que Congo ni siquiera tendría nombre aquí por estos nortes ¿no?. Porque en tu presentación, corrígeme si me equivoco, parece que si tú no hubieras llegado a ir a Congo aquel país aún sería más invisible de lo que es. 
En tu conferencia sobre Congo no se habla de Congo sino de cómo tú ves Congo, de cómo tú ves a los congoleños...Supongo que es normal pero echo en falta (mucho) que no hables de la verdad, simplemente presentas hechos llenos de morbo y les das aún una vuelta de tuerca más: "hay anécdotas que no me dejan contar aquí porque hieren las sensibilidades... como te puedes imaginar que un niño de cinco años se muere de hambre, pues hay miles, hay miles" (acabas soltando así como sin querer ).
Muchas de esas cosas pasan, es cierto pero por qué no dices la verdad y hablas de lo que las motiva: de
 la política corrupta, del ministro de educación (con el que te sacas fotos) que está allí por estar,de las 42 libretas que hay que comprar de forma obligatoria por niño y curso, de los "minervales", de los hospitales privados con todos sus lujos a donde debe ir la gente como tú, de los colegios católicos que obligan a sus alumnos a bautizarse o si no los echan, de que muchos médicos han comprado su título, del veneno que mata a la oposición, de los escuadrones de la muerte que matan a los "sheges" en las noches para limpiar Kinshasa, de por qué las carreteras que tantos baches tienen y tan mal te ponen la espalda están como están, de qué hacen  y cómo viven y cuánto cobran allí muchas ONGs y sus cooperantes, del presidente que nadie votó y desgobierna al país, de cómo se vive en la Gombe (donde no creo que haya muchas cucarachas), de por qué no trabajan , de por qué son tan pobres y quién (con nombres y apellidos, que si no los tienes, yo misma te los doy) se está llevando los recursos y la inmensa riqueza del país, de por qué no hay luz casi la mayor parte del tiempo, del despliegue de empresas chinas y su "cooperación", de la misión "humanitaria" de la ONU, de que Occidente no deja que Congo se levante por sí mismo sólo por intereses puramente económicos... NO, de eso no hablas porque no interesa.No vende. Eso es simplemente "política". Es cierto, tú sólo estás allí por lo humanitario.
 Pero, al fin y al cabo ¿ayudar no es intentar corregir lo que está mal, actuar en las verdaderas causas del problema para que éste no se produzca?. ¿O esto no interesa?
¿Por qué no hablas también de la solidaridad familiar y vecinal,de la familia extensa, por qué no hablas de las mujeres sobre las que recae todo el peso del mundo - de las abuelas, de las tías, de las hermanas que se echan sobre los hombros toda la carga de la familia y de sus componentes haciendose cargo de los hijos de las demás, porque los hijos son de la familia-, de su lucha, de su ser emprendedor, de la hospitalidad que hace que un pueblo entero te espere para darte la bienvenida, por qué no hablas que hay niños que se pagan los estudios trabajando,de que hay padres que prefieren comer todos los días arroz pero pagarle la matrícula universitaria a sus hijos, por qué no hablas de qué cada vez que se exigen mejoras en el país o en la ciudad de Kin muchos mueren o desaparecen y ni siquiera los periodistas estáis cerca para contarlo... 
¿Por qué, simplemente, no cuentas la verdad tal como es sin adornarla, ni degradarla... que ya es bastante brutal para lo bueno y lo malo por ella misma?.
Eso no vende, claro. Nos espantaría más bien saber que también somos culpables, nos espantaría saber la verdad porque como bien dices, a veces, resulta "inenarrable".
Vivir en Kinshasa debe ser duro, es duro. Es una enorme ciudad - monstruo que te atrapa en sus garras o en sus cálidas manos. 
 Es cierto que tú tienes la gran suerte de estar allí, de vivir allí pero no eres parte de aquello, sólo observas como un ave desde el cielo a una prudente distancia.  No puedes tener una sonrisa cuando te hablan de gente muerta y tirada como perros en Kinshasa , cuando pierdes tiempo hablando de las aceras de Occidente, de lo mal que te dejan la espalda 20 minutos de coche en esas carreteras llenas de baches, cuando eres capaz de decir que "prima el instinto de supervivencia sobre el maternal" en un país donde a todas las mujeres se las considera madres y son capaces de hacerse cargo y criar y amar y educar a niños a los que ni siquiera parieron, donde no mencionas que no hay ddhh porque se los roban y los corrompen como todo lo demás, porque no hablas de los hombres y mujeres congoleños que se han rebelado, que han intentado hablar y les han dejado sin voz, de los que prefieren dejar allí sus buenas vidas para jugarse la vida a una carta en un rally que nadie sabe cómo acabará...Pero como te digo, eso no es noticia. La noticia es la brujería, la falta de hospitales y escuelas (por todos los dioses Conchín: haberlos haylos y a cientos de miles pero son de pago, los buenos, los malos, los regulares son de pago porque no hay sistema público de protección porque no existe lo público porque no hay Estado ni Democracia ni nada de nada), los niños con mocos y moscas, los "congoleños" bien formados en el exterior que renuncian a su vida en Occidente por volver a su país con sueldos miserables (cuántos hay de esos Conchín: 5, 6... ¿cuántos? porque yo sólo conozco la fuga de cerebros congoleños a Europa, o EEUU pero si como dices los hay: ¿son héroes acaso?¿no vuelven a su país?¿no sería lo justo, lo normal?. 
 No soy quien para dar consejos pero me gustaría darte uno: aprovecha la posición que tienes, que es muy buena y arriesgate: DI LA VERDAD, denuncia lo que sabes que está pasando, actuando en las verdaderas causas, habla del por qué se llega a las situaciones que con tanto dramatismo presentas, DILO. Así sí ayudarás verdaderamente a RDC y a su gente. 
No te necesitan ni a ti ni a mí ni a nadie ¿por qué te empeñas en vender la imagen de que allí somos necesarios y ayudamos a que  las cosas mejoren?¿es cierto eso? No sé si conoces el dato pero el IDH de 2011 en RDC es casi igual que al que tenía en 1980 y mira todos los que allí estáis desplegados para "ayudar" y los presupuestos millonarios de los que disponeis. Una persona que vive en RDC,lucha, se implica, se siente congoleño de verdad no puede hacer el discurso que tú haces. Haces que vivir en Kin sea como un talk-show lleno de perversas aventuras. Y no es cierto. Es mucho más que eso.



Después de todo lo dicho, visto y oído adjunto también un enlace a una entrevista que esta  joven dio en el diario ABC un año de estos (da igual cuál fuera porque allí todos los años son iguales a nuestros ojos).




Tal vez sigáis pensando lo mismo. Si es así, tal vez yo esté equivocada en mis conclusiones y viva en una utopía sobre lo que es Congo, la "ayuda" y los "ayudantes" que la desarrollan... Aún así, preferiría seguir viviendo equivocada...





miércoles, 22 de agosto de 2012

ESPAÑA...O LO QUE QUEDA DE ELLA


El detonante de todo este batiburrillo ha sido, sin duda, la subida de 50€ en la ayuda de los 400€ para "aquellas personas que, además de al cónyuge o pareja de hecho, tengan a otras 2 personas a su cargo y ya no puedan acogerse ni a la prestación por desempleo ni a ninguna otra ayuda". Me parece una falta de respeto tan tremendamente grande que no entiendo porque no estamos con antorchas en la mano quemando este país de pandereta para volver a construirlo de nuevo decentemente.
¿50€ de subida?¿para que 4 personas sin ingresos vivan dignamente?¿es una broma?
España parece un chiste. Mi famosa "saga del baturro" (el único chiste, por otra parte, que conozco) no le llega a la zaga de lo que es este país (o más bien de lo que hacen o hacemos - no sé ya si incluirnos a todos o sólo a unos cuántos- de él). Todo es tan surrealista que creo que hace que la gente no se lo crea del todo y no sea ni siquiera capaz de movilizarse. Porque no es normal. Parece que todo lo aceptamos con resignación (como el ya mítico lema: "es lo que hay") y rosmando improperios por lo bajo o en nuestra casa, sin que llegue a ningún lado (por si acaso).
Este país que  siempre fue un ejemplo de lucha contra todos aquellos que quisieron invadir nuestras vidas, nuestra dignidad, nuestros sueños... Es sombra sólo de lo que fue. Este país en el que el honor siempre fue un valor al alza (a veces incluso demasiado) y que era preferible morir por él que meterse una cucharada de comida en la boca... Este país... Este país que me acompaña irremediablemente a la salida. Que ya no me tiene en cuenta, que no agradece el trabajo que han  hecho por él cientos, miles de personas a lo largo de todos estos años, que lo han construido con sus propias manos dándole forma (pero no esta fea y sucia forma que tiene hoy por hoy), que han puesto sus vidas al servicio de este país, para curarle sus heridas, para que nosotros - sus hijos, sus nietos- pudieramos tener nuestro sitio...Esas personas a las que hoy están desechando ya no se sabe muy bien por qué motivo: por viejos, por jóvenes, por mujeres, por madres, por parados, por inmigrantes, por incultos, por superformados, por pobres, por...
Y de repente, todo de un plumazo al garete. Bueno, no me engaño, no ha sido de un plumazo, ha sido tan poco a poco que nadie se ha ido dando cuenta hasta que llegó el remate final, que es ahora. Un saldo, una rebaja...Eso es en lo que se ha convertido este jodido país. En lo que lo han ido convirtiendo, en lo que les hemos dejado convertirlo: en una parodia en la que nadie respeta a nadie, en la que todo se vende al mejor postor, en un nido de traiciones, corrupciones y tejemanejes estrafalarios y horteras (que ni clase han tenido para robar), en el que la justicia y la igualdad se han quitado la careta y se han convertido en injusticia y desigualdad de forma abierta y sin vergüenzas... En una miseria de país. No me da pena admitirlo y no siento que traicione al país que me vio nacer reconociéndolo abiertamente. El "frikieworld" del que llevo años hablando se ha convertido en una realidad. Esa es la verdad. Y parece una pesadilla.
Hay pocos motivos para la esperanza. Y ya no sólo por lo que nos hacen sino porque dejamos que lo hagan y que lo sigan haciendo y que lo repitan una y otra vez... Sin movernos, sin reaccionar...¿De qué vale que a nadie le guste, que todos nos quejemos, de que muy de tarde en tarde se hagan concentraciones masivas?. De NADA. No sirve absolutamente de nada. Estamos paralizados, anonadados, adormecidos,¿incredulos, tal vez?...¿De qué sirve que yo lo exprese aquí, excepto para no seguir tragando la desesperación, la impotencia, la rabia, la decepción... que llevan meses acechandome y metiendoseme dentro?.
Lo dicho, este país me acompaña irremediablemente a la salida como si fuera la única "salida" que me queda. Y esa puerta la voy a abrir, haya lo que haya detrás. Porque nada puede ser peor que esto. Es como si tu propia madre te echara de casa. Así lo siento. ¿Quién quiere estar donde sabe que no lo quieren ni lo valoran más que como carne de cañón?. Pues que carne de cañón sean sus hijos!!!!!!!!!!

jueves, 9 de agosto de 2012

AHÍ NOS VEMOS, CHAVELA



Dijo ella misma "que no se iba a morir porque era una chamana y que ellos no mueren, ellos trascienden". Yo también lo creo. Esto que hizo Chavela  de morirse ahora fue como cuando le dio por desaparecer durante 15 años para superar su adicción al alcohol. Nadie la olvidó. Muchos pensaban hasta que ya se había muerto. Y ella daba brazadas por no ahogarse y seguir viva. Ahora es lo mismo. Seguirá aquí, aunque no esté, porque siempre habrá alguien cantando a voz de grito desgarrado, como su propia voz,  o susurrando  por lo bajo, casi como sin querer,  una de sus canciones.
LLevo escuchando, sin ni siquiera saberlo, muchas de sus canciones desde que tengo voz: "La LLorona" que siempre me hace llorar sin que haya motivo alguno para ello, "Piensa en mí", "El preso nº 9", "En el último trago"... Y precisamente en el último trago se nos fue la "dama del poncho rojo", sin irse del todo.
Una de las últimas canciones que "tomó prestada" es como un testamento, como una guía de consejos para la vida, como era ella: directa, valiente, arriesgada e intrépida, desgarrada y cruda.y fuerte, tan fuerte como una montaña...
Ahí nos vemos, Chavela...

Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas.
Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.
Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana.

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.

Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.
Que no se ocupe de ti el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.




jueves, 2 de agosto de 2012

NO ME LLAMES EXTRANJERO


No me llames extranjero, por que haya nacido lejos,

O por que tenga otro nombre la tierra de donde vengo
No me llames extranjero, por que fue distinto el seno
O por que acunó mi infancia otro idioma de los cuentos,
No me llames extranjero si en el amor de una madre,
Tuvimos la misma luz en el canto y en el beso,
Con que nos sueñan iguales las madres contra su pecho.
No me llames extranjero, ni pienses de donde vengo,
Mejor saber donde vamos, adonde nos lleva el tiempo,
No me llames extranjero, por que tu pan y tu fuego,
Calman mi hambre y frío, y me cobije tu techo,
No me llames extranjero tu trigo es como mi trigo
Tu mano como la mía, tu fuego como mi fuego,
Y el hambre no avisa nunca, vive cambiando de dueño.
Y me llamas extranjero por que me trajo un camino,
Por que nací en otro pueblo, por que conozco otros mares,
Y zarpé un día de otro puerto, si siempre quedan iguales en el
Adiós los pañuelos, y las pupilas borrosas de los que dejamos
Lejos, los amigos que nos nombran y son iguales los besos
Y el amor de la que sueña con el día del regreso.
No me llames extranjero, traemos el mismo grito,
El mismo cansancio viejo que viene arrastrando el hombre
Desde el fondo de los tiempos, cuando no existían fronteras,
Antes que vinieran ellos, los que dividen y matan,
Los que roban los que mienten los que venden nuestros sueños,
Los que inventaron un día, esta palabra, extranjero.
No me llames extranjero que es una palabra triste,
Que es una palabra helada huele a olvido y a destierro,
No me llames extranjero mira tu niño y el mío
Como corren de la mano hasta el final del sendero,
No me llames extranjero ellos no saben de idiomas
De límites ni banderas, míralos se van al cielo
Por una risa paloma que los reúne en el vuelo.
No me llames extranjero piensa en tu hermano y el mío
El cuerpo lleno de balas besando de muerte el suelo,
Ellos no eran extranjeros se conocían de siempre
Por la libertad eterna e igual de libres murieron
No me llames extranjero, mírame bien a los ojos,
Mucho más allá del odio, del egoísmo y el miedo,
Y verás que soy un hombre, no puedo ser extranjero.
RAFAEL AMOR®




WOLE SOYINKA


VIAJE
Aunque llegué al final del viaje,
Jamás sentí que hubiera llegado.
Tomé la carretera
Que sube despacio la cuesta de las preguntas, y que me lleva
Incluso a descender a la tierra que conduce a casa. Yo sé
Que mi carne está limpiamente mordisqueada, perdida
Para el perturbado pez entre las vainas susurrantes-
Yo los dejé atrás en mi ruta
Y así también con el pan y el vino
Necesito la repartición de derrota y carestía
Yo los dejé atrás en mi ruta
Jamás sentí que hubiera llegado
Aunque amor y bienvenida me atrapan en casa
Los usurpadores pasan mi copa en cada
Banquete como en una última cena
Traducción de Rafael Patiño

CONVERSACIÓN TELEFÓNICA
El precio parecía razonable, el lugar
indiferente. La casera juró vivir
sin prejuicios. Nada quedaba salvo
la auto-confesión. “Madame”, advertí,
“Detesto perder un viaje- Soy Africano”
silencio. Transmisión silenciada de
fingida buena educación. Voz que llega
como larga boquilla dorada y tubular, impregnada de lápiz labial
Fui sorprendido por su vileza.
“Qué tan oscuro?”… no había escuchado mal… ”
¿Es usted claro o muy oscuro?
Hedor a rancio vaho de refugio público para telefonear.
Cabina roja, buzón rojo, rojo autobús doble
aplastando el alquitrán. ¡Era real! Avergonzada
por el silencio enfermizo, llevé al límite su
turbación para suplicar explicación
ella, considerada, cambió el tono
“¿Es usted oscuro? ¿o muy claro?” advino la revelación
“Quiere usted decir, cómo chocolate puro, o con leche? ”
Su asentimiento fue clínico, rayando en la frialdad de la luz
Rápidamente, una vez ajustada la longitud de onda,
escogí Sepia Oeste- Africano- tras reflexionar dije:
“lo certifica mi pasaporte” Silencio para un espectroscópico
vuelo de ilusión, hasta que el acento de su sinceridad retumbó
con fuerza en la bocina. ¿Cómo así? dijo condescendiente
“No sé lo qué es”. “No del todo”
Facialmente, soy moreno, pero madame, debería ver usted
el resto de mí. Las palmas de mis manos, las plantas de mis pies
son de un rubio oxigenado. la fricción lo ha causado-
torpemente madame – por sentarme, mi trasero se ha tornado
Negro Cuervo- ¡Un momento madame! sintiendo
su auricular elevarse al sonido del trueno
en cuanto a mis orejas- “madame”, sugerí,
¿no preferiría verlas usted misma?
Traducción de Carlos Ciro y Raúl Jaime
.
CIVIL Y SOLDADO
Mi espectro se levantó de entre la lluvia de plomo,
Y declaró “soy un civil” logrando tan sólo
Acrecentar tu miedo. ¡Mas cómo habría
De levantarme yo, un ser de esta tierra, en aquella hora
De muerte impasible! entonces pensé:
tu batalla no es de este mundo.
Inmóvil permaneciste
Por ambas eternidades, y yo aprendí, sin duda, la lección
En tus prácticas de combate sigiloso.
No dejes que un indeciso neutral vaya en la retaguardia,
Pues tras de ti se abrasará la tierra. Mi dilema civil,
Que aparece de nuevo atrincherando la tierra,
Bajo el ritual de plomo de tus más ávidos amigos,
Te abismó aún más en la confusión y cuando
Me prestaste el arma para protegerme y la
Muerte me guiñó el ojo, tu promesa
Y todo tú se esclarecieron ante mí.
En el curso de mi vida
Espero encontrarme algún día
De nuevo con tu espectro en la trinchera,
Anunciando, soy un soldado. Entonces no habrá titubeo
Y te habré de disparar certero y justo
Con la carne y el pan y la vasija de vino.
Un racimo de pechos en cada brazo y aquella
Solitaria pregunta, ¿sabes amigo, incluso ahora,
El por qué de todo esto?
Traducción de Raúl Jaime y Carlos Ciro

(Fuente: blog Inventario de Lauren Mendinueta)