domingo, 8 de diciembre de 2013

ESTRELLAS Y ESTRELLADAS

¿Todo pasa por casualidad?¿Hay un orden establecido de las cosas?¿Existe el azar?¿Es posible variar la dirección de nuestras vidas?....

Esta introducción - tipo "libro de autoayuda"- me ronda por la cabeza, de forma más seria y constante, desde que empecé a leer hace unas semanas libros de FENG SHUI
 Filosofía que nació hace miles de años en el sudoeste de China y que propone conseguir una armonía total entre el ser humano y el universo, adecuando nuestro entorno para vivir en equilibrio con él y poder así disfrutar de salud, felicidad y plenitud en todos los aspectos que  atañen tanto a la esfera espiritual como a la esfera material de la vida (Feng Shui - El arte chino para armonizar tu vidad - Ed Obelisco)

Según el Feng Shui nada es casual y todo depende de las energías (yin y yang, chi y sha). Lo esperanzador del Feng Shui, a pesar del pesimismo de que todo está establecido, es que nosotros podemos actuar sobre las energías, facilitar que fluyan de otra manera y que esto vaya en nuestro favor.

Así que pensando y repensando, queriendo creerlo y temiendo hacerlo, se me vino a la cabeza la famosa teoría popular del "se nace estrella o estrellado".

Es cierto que hay personas a las que todo les viene y lo positivo les impacta de manera pasmosa; sin embargo, hay otras personas, a las que por más que luchen y se esfuercen, parece que nada les sale al derechas, viviendo en una especie de "terrorismo cotidiano" en cada cosa que emprenden.

No sé cuáles serán las fuerzas que motivan esto. ¿Qué desprenden unos y otros para ser "estrellas" o "estrellados"?¿cómo se puede combatir (si es que se puede)?.

Quiero creer que tiene que poderse porque si no sería como estar remando siempre a contracorriente, con el esfuerzo físico y psicológico que esto conllevaría. Porque si no es posible cambiar nuestro "status energético", ¿para qué luchamos?¿para qué seguimos remando?. No merecería la pena ¿verdad?. Al final, aunque fuera sólo por cansancio, nos dejaríamos vencer quedándonos por siempre en el lado de los "estrellados".

¿Habrá algún estado intermedio?¿Cómo podrá llegarse a él?







jueves, 21 de noviembre de 2013

QUERIDO PACO, QUE FUE DE TI?

 

Respuesta de Tommy Torres, cantante y productor puertorriqueño (nada menos que de Santurce - no podía ser de otra manera), a los mails "desesperados" de Paco, un fan suyo de Santiago de Chile.

Y la pregunta es... y qué fue de Paco??? Deberíamos escribirle un mail a Querido Tommy para que haga la 2ª parte de esta historia y nos quite esta intriga??.

Verdad o mentira, bonita idea y vídeo!!

PARA DARME DE BAJA, POR FAVOR?


http://www.eldiario.es/desalambre/Grafico-valla-Melilla_0_198780906.html

http://www.eldiario.es/desalambre/valla_de_melilla/


Bonito recibimiento ( a un país como el nuestro: cerrado por derribo y que, en muchos casos, no será ni siquiera "acogedor")!!!!.

 Me dan ganas de saltar yo. Pero en sentido inverso. Y entregar mi pasaporte a las autoridades españolas, renunciando a una nacionalidad que últimamente me avergüenza cada día un poco más. Quiero darme de baja de lo que queda de este país. Sí, por muy poco patriotico o por muy mal que suene.

 Pero, ahora que lo pienso...Esto de las vallas igual pasa porque ellos son INMIGRANTES y requieren de estos "filtros" de bienvenida (sólo sobrevivirá el más fuerte, como diría Darrwin). 

 Nosotros, cuando salimos, sólo somos EXPATRIADOS y no necesitamos de estos filtros porque somos una ganga en nosotros mismos: en su mayoría, jóvenes sobradamente preparados (a veces, en exceso, según rumorean algunos), que buscamos nuevas aventuras, que no nos vemos obligados por las circunstancias a irnos de nuestro país dejando todo atrás, que vamos buscando sólo aportar a los demás (de gratis encima, eh Alemania??).Somos europeos. Del Sur, sí. Pobres pero honrados y estudiados en la UE.

 Me gustaría saltar al otro lado y hacer una encuesta en el Monte Gurugú...Nos sorprenderían las respuestas porque ellos, en su mayoría, también son jóvenes y también sobradamente preparados (muchos no huyen de una miseria propia sino de una colectiva, de país estercolero) con títulos universitarios y carreras profesionales en ciernes o ya bien asentadas (nunca lo diríamos, no?? pero hacer el "rally" cuesta tiempo - dinero y mucha voluntad física y mental y no todos son capaces de poder cumplir los 3 requisitos), gente que sólo busca la "aventura" de mejorar sus vidas y las de los que se quedan atrás (aportando no sólo en su propio país - remesas de dinero, negocios..- sino en el de "acogida"). 

Puedo entender (nunca comprender ni aceptar) la regulación de los flujos migratorios a través de leyes de extranjería (que sólo son baremos socio-económicos interesados y parciales: el que tiene, entra y es recibido con palmas, sea negro, genocida o el mayor cabronazo de la historia) pero esto es simplemente una aberración consentida (no tenemos la culpa,no?? ni tampoco la responsabilidad, no??).

 Habrá quienes se rasguen las vestiduras por el muro que separa en Palestina y justifique estos "cuatro hierros" como necesarios (para quién, me pregunto yo) para España...

Curiosos filtros los nuestros!!.

 Y, por cierto, me pregunto, hablando de dinerito... y esta "obra de arte contemporánea" cuánto nos cuesta??????????????. (además de vidas y violaciones a los ddhh, quiero decir).

Lo dicho: para darme de baja, a dónde me dirijo por favor?


miércoles, 13 de noviembre de 2013

EL DOLOR FANTASMA

Nunca imaginé que doliera tanto...

Es realmente físico. Como si me hubiesen arrancado algo.

El dolor fantasma del miembro que falta.

Me miro y me veo entera. Cuento.Sí, está todo (¿también la cordura?. Sí, sí, aquí anda medio escondida, la muy cabrona).

Lo único que me falta eres tú.

Confieso que nunca pensé que iba a ser así. Este sentimiento que no sé manejar, con el que no sé qué hacer (¿lo escondo debajo de la alfombra o lo dejo explotar?).

Había costumbre de ausencias. Se estar sólo conmigo misma. No me da miedo.

Esta vez es distinto.

No tocar el suelo. Sentir que floto y que las puntas de mis dedos no alcanzan bien. No hacer pie. A pesar de que camino sobre tierra firme.

Notarte a mi lado y saber que no estás.

Nudo en el estómago. Como una bola de hilos (intestinos -supongo-en este caso) enmadejados y tirantes. Bola de angustia, lo llamo yo. No sé cuál puede ser su nombre médico (si es que lo tiene).

Al principio pensé que era simplemente por eso: por ser el principio.

¿Ahora qué debo pensar?. Aquí sigue. Se va acomodando.

De vez en cuando saco un poco a lavar la pena. No demasiado. Lo prometí (lo sé). Por variar de hábitos y de elementos: aire (flotación), fuego (bola de angustia), agua (lavado de penas)... Me queda la tierra. Donde estoy sin estar; que es otro de mis super-poderes últimamente. Llevo años sin saber que los tenía. Justamente hasta que te fuiste.

No vas a creerlo esto de los super-poderes, lo sé. Tienen el extraño don de desaparecer en cuanto estás cerca. Como si los ahuyentaras.

Espero que lo hagas pronto.



domingo, 10 de noviembre de 2013

NO TENEMOS LA CULPA (¿o sí?)

No tenemos la culpa.

¿Los empujamos a venir? ¿Les ponemos una pistola en el pecho para que se lancen de cabeza a no sé cuántas aventuras sin ver el riesgo que corren?. Y yendo aún más lejos...¿los invitamos siquiera a cruzar hasta aquí?.

No. Rotundamente NO.

Si, por su propio bien (aunque se nieguen a verlo así), cada vez ponemos más barreras, más controles, más policías, más lanchas, más helicopteros, más sistemas de vigilancia, más tecnologías...más fronteras... para evitarles entrar en un paraíso que no existe. Ahora dicen que incluso cuchillas han puesto en las vallas. Pero ni con esas. Cambian sus rutas, toman caminos nuevos (más largos y peligrosos), siguen otras estrategias... Se adaptan como camaleones a las nuevas condiciones. Nada es capaz de pararlos, de disuadirlos.

¿No entienden que lo hacemos por ellos? Para que no sufran en un mundo que no los entiende y al que ellos tampoco entienden.

Aquí ya no hay nada. Ni siquiera para los que estamos aquí. Para los que somos de aquí.

¿Por qué no captan el mensaje (que no puede ser ya más claro)?.

No valoran los miles de millones que nuestras Administraciones se gastan en ellos para protegerlos de sí mismos y de unos sueños que en sólo 14 kms se van a hacer humo. Y en estos tiempos de crisis además. Así que si aún así toman la decisión voluntaria y consciente de seguir adelante, no somos nosotros los que tenemos la culpa.

Y no es una cuestión de racismo. Que quede claro este punto. Porque este país nuestro será muchas cosas pero racista no es. Se trata sólo de una cuestión de supervivencia. Ni más ni menos. Para ellos y para nosotros. Simplemente los protegemos de sus ideas equivocadas y nos protegemos a nosotros mismos y a lo poco que queda aquí. ¿No es esto lícito acaso?.

No, no tenemos la culpa de su cabezonería y de su tenacidad, de que pongan sus vidas en juego para nada- No tenemos la culpa de que el mar que nos separa se haya convertido en una tumba acuática de un sin número de hombres, mujeres y niños, ni de la incertidumbre de las madres que no saben qué fue de sus hijos y no saben si deben seguir esperandolos o no. No tenemos la culpa de las viudas ni de los huérfanos. Ni de los jóvenes que hipotecan sus futuros  (y los de sus países) jugandoselo todo a una carta que no siempre sale. No tenemos la culpa del dolor, ni de las heridas (las del cuerpo y las del alma), ni de los años perdidos en el intento (que a veces es para nada). No tenemos la culpa de las violaciones ni de los robos ni de las corruptelas, de que sean traficados ni explotados, de que los abandonen a su suerte en un desierto ni de que se mueran de hambre o sed. No tenemos la culpa de que estén a merced de los elementos (naturales y humanos). No tenemos la culpa del miedo. Y mucho menos de las muertes. De las que ni siquiera hay cifras, ni nombres, ni lugares de origen, ni tumbas, ni lápidas... ni tan siquiera lágrimas. ¿Cómo vamos a tener nosotros la culpa de todo eso?. Si además, como dije al principio, ponemos mucho de nuestra parte para evitarlo.

La verdad que me dan lástima los pobres negritos que siguen intentándolo a pesar de todo. ¿Tan poco les importan sus vidas?.

¿Tan poco nos importan a nosotros?.

No tenemos la culpa, por supuesto que no.

Pero ¿seremos responsables de algún modo?.

Nosotros no hacemos nada. Eso está claro. No hacemos las leyes de inmigración ni vigilamos las costas, ni compadreamos con las autoridades del Magreb ni mucho menos colocamos cuchillas en las vallas.  Pero tampoco impedimos que las autoridades y los gobiernos de nuestros países, que nos representan y hemos avalado con nuestros votos, hagan lo que hacen; incluso cuando va en contra de todo derecho (humano, se supone).

Pero como ciudadanos ¿podemos tener alguna responsabilidad en esto?.

¿¿¿Cuando cerramos los ojos para no ver y los oídos para no escuchar. Cuando, por no identificarnos en absoluto con ellos (otro color, otras costumbres, otros valores), los consideramos poco menos que animales (gen de la superioridad blanca que de forma inconsciente (y muy consciente en algunas ocasiones) andamos arrastrando aún) a los que compadecer. Cuando nos apiadamos de sus niños (más bien por tradición cristiana arraigada que por verdadero sentimiento) pero no de sus padres, ni de sus abuelos, ni de sus madres, ni de sus tías...ni siquiera de ellos mismos cuando crecen un poco.???

¿De verdad somo tan inocentes o tan estúpidos o tan hipócritas para no creer que estamos detrás de las causas de su huida hacia delante, de sus guerras, de su miseria, de su falta de libertades, de sus brutalidades, de sus faltas de ...?.

Claro que no tenemos una responsabilidad individual pero sí tenemos una responsabilidad colectiva, como sociedad (supuestamente) civilizada y democrática.

Sé que es un peso grande. Y que no queremos llevarlo sobre nuestros hombros. Preferimos "des - reponsabilizarnos" y no saber nada de cómo nos dan la riqueza muchas de nuestras empresas, ni cómo se consiguen los recursos que nos facilitan diariamente la vida (y nos la hacen posible y cómoda), ni de las intrigas palaciegas de algunas de nuestras administraciones en las que confiamos ciegamente, ni de golpes de estado en países que ni conocemos ni nos interesan porque están demasiado lejos (y no sólo en distancia). Supongo que es normal. Humano, incluso. No pasa nada.

Van a correr, a saltar, a nadar, a arrastrarse...a morir, si es preciso. Pero van a seguir viniendo. Van a estar aquí, a nuestro lado. Tanto los vivos como los muertos. Porque eso también es humano y sucede desde que el mundo es mundo. Y tengo la esperanza de que algún día lograremos verlos. Tal como son. SERES HUMANOS. No está demás decirlos, gritarlo, recordarlo porque tengo la sensación de que muchas veces se nos olvida (y tal vez ahí esté la causa de este "problema"). Sin lástimas baratas ni pena Sólo hombres y mujeres libres. Como nosotros. A los que no se les impida el paso ni los sueños (equivocados o no).

Personalmente asumo mi parte. La responsabilidad, la mía. No lo hago por sentirme culpable ni en deuda con nadie. Lo hago porque creo que es lo justo. Lo normal.
Para mí sí tienen caras, nombres, edades, familias, historias, defectos y virtudes, sueños...Derechos que respetar. Y sobre todo, valor para jugarse su propia vida a una sola carta, arriesgarlo todo sin importarles nada más (e importandoles todo). ¿Podemos decir nosotros lo mismo?¿Lo del valor para luchar por un futuro, por nuestra propia dignidad y la de nuestro país?.


Dedicado a todos los que lo consiguieron; en especial, a D., a B., a G., a J. por enseñarme que LO IMPOSIBLE NO ES AFRICANO y que no puede uno rendirse nunca: SI OTROS LO CONSIGUIERON, TÚ TAMBIÉN LO HARÁS. Gracias!!.

En honor de todos los que se quedaron por el camino.

Y en espera de los que andan ahora en ruta o están próximos a iniciarla. H. no tardes demasiado!!)


sábado, 26 de octubre de 2013

REFLEXIONES POR ENCIMA DE LAS NUBES



Nunca le hice mucho caso a las despedidas. Tal vez porque nunca había "sufrido" ninguna.

Esta foto "desde las alturas" es la foto de una despedida. Tal como yo la viví.

Lo único que pensaba era que había sido la decisión más difícil que me había tocado tomar nunca.

 Entre los sorbos de un capuccino demasiado caliente (y caro) y la mirada atónita de mi compañero de asiento, tomé esta foto.

No podía dejar de llorar. No me avergüenza decirlo. Y las lágrimas se iban mezclando con el café formando un sabor raro, que ahora identifico con la sensación de no tener los pies sobre el suelo en ninguno de los sentidos (ni en el real ni en el figurado), de tambaleo, de suspensión. Así vine. No haciendo pie, costándome trabajo hasta respirar. Como si me ahogara. Como si en vez de estar por encima de las nubes,estuviera debajo de toneladas de agua.

La decisión más dura. Y mira que las he tomado intrépidas y osadas, alocadas, profundas y livianas... Pero ésta...No sé cómo pude hacerlo. Tal vez estos años de preparación sirvieron de algo. En realidad, aunque hecha un despojo, venía bien fuerte. Parece un contrasentido ¿no?. Pero es la verdad. Venía preparada. Debajo de todas aquellas capas de tristeza por lo que dejaba atrás, se imponía la fuerza. Necesitaba caer para volver a levantarme más fuerte aún. Eso fue lo que te prometí.Casi me obligaste a ello. Eso fue lo que me salvó en ese vuelo. Y en los que vendrán. Eso es lo que me salva cada día. Y casi ha pasado un mes.

Sigo teniendo la sensación de no hacer pie. Sigo bebiendo capuccinos de forma sistemática (menos calientes y más baratos que el de aquel día). Sigo llorando un poquito de vez en cuando; sólo por lavar la tristeza. Y sigo todo lo fuerte que puedo (como te prometí) porque cada día es un día menos para volver a posar los pies en la tierra.Estoy aquí (aunque en realidad, no del todo) y lo único que deseo es volver a coger ese avión y darme otro paseo por las nubes. Pero esta vez, sonriendo, disfrutando, "futureando" ...volando!!!!!!!


jueves, 10 de octubre de 2013

domingo, 29 de septiembre de 2013

l`anniversaire plus triste

He visto a un hombre corriendo nervioso como un adolescente en su primera cita.
Llevaba una maleta en la mano llena de regalos.
Temía perder el tren que le llevaría a una tarde gloriosa con sus hijos.
No quería llegar tarde (aunque fuera por una vez).
Se despidió apresurado. Volvería en un par de días.


Vi a un hombre volver solo unas horas después.
Venía borracho, riéndose de lo más absurdo, de su tarde gloriosa de aniversario.Creo que lo hacía por no llorar. Un hombre no debe hacerlo.
Su hija de 5 años le había dicho que ya  le había dado sus regalos y que ya se podía marchar, que la llamara otro día.
Él no dejaba de contarlo, una y otra vez. Como si la niña fuera un genio de la ingeniería relacional.

Me pareció una de las historias mas tristes que había oído jamás.

Sobre todo, por su risa. En la que se escondía todo el dolor del mundo.

jueves, 29 de agosto de 2013

AL DESNUDO (O AL DESCUBIERTO)

Llevo años tratando que no se note demasiado mi mediocridad, disfrazándola de muchas otras cosas. Lo malo es que llevo años siendo consciente de ella y tratando de "engañarme" a medias a mí misma: yo lo sé pero si los demás no se dan cuenta puede haber alguna que otra esperanza. A la larga, esto es del tipo de cosas que acaban por notarse. Tal vez la gente se sienta engañada y, al final, acabo diluyéndome en sus vidas, como algo que estaba de paso, sin dejar mucha huella.

Al principio tenía esperanzas. Otro mundo es posible, decían. Y yo, con la inocencia de los primeros años, lo aplicaba también a mí misma. Más tarde me dí cuenta de que contra eso no se puede luchar, está - por decirlo de alguna manera - como "establecido". Yo tenía que estar en el camino de los perdedores. No tardé en darme cuenta. A veces, algo hacía variar esta dirección mínimamente y me da daba ciertas esperanzas de redención. Luego, sin más, todo volvía a su cauce normal.

LLegó un momento en que tuve que cambiar de estrategia. Luchar a contra corriente no tenía sentido. De ahí, mi gusto a los disfraces.

domingo, 28 de julio de 2013

TABLAS DE SURF O DE SALVACIÓN O DE EVASIÓN...UNA DE GALEANO

Cuando todo cae me agarro a él como si fuera mi tabla de salvación.
Me tranquiliza porque me hace pensar en otros mundos, en otras pequeñas historias. A veces me siento identificada con ellas; otras, no.
Sus libros son para mí, en esos momentos, como tablas de surf con las que cabalgar las olas. Sufres y giras y puedes caer pero siempre vas sujeto, tienes a lo que agarrarte hasta que temple la mar.
Duran sus relatos el tiempo justo para no perder el hilo ni la propia concentración.
Lo recuerdo siempre en los hospitales, en las esperas.
También lo leo por placer pero, en general, cuando necesito evadirme para no pensar.
Siempre lo consigue. El genio prolífico. Mi propio genio que la lámpara (libro) maravillosa.
Eduardo Galeano.
¿Qué haría yo sin "Amares" dentro de mi bolso?.

viernes, 26 de julio de 2013

¿POR DÓNDE ANDAN LAS PALABRAS?

Se me han ido las palabras.
Parece que se han olvidado de mí. O tal vez yo me haya olvidado de ellas.
Hay tanto que decir, tanto que contar, tanto que opinar y que gritar hasta desgarrarse uno la garganta que nada sale. Todo se me queda dentro. Como atragantado. Congestionandome. Mi cabeza parece un escurridor de lechugas de esos que venden en el IKEA. Das a la manivela y aquello gira que te gira que te gira. A mi cerebro no le queda ya una gota de agua por sacar. Está seco, el pobre. Pero esa manivela sigue girando a un ritmo vertiginoso mis pensamientos (que también están secos de tan sobrecogidos). Sin embargo, mi boca no se mueve. Como si no respondiese a estímulos y fuese por su lado. ¡Vaya descoordinación interior!.
Ante todo esto que le pasa al mundo (al de todos) y a mi mundo ya no tengo palabras. Simplemente eso. Nada que decir.

jueves, 18 de julio de 2013

¿?

Tu sufrimiento me invade,
me llena, me posee...
Es el sufrimiento de siglos, de ancestros
- de los tuyos
(que son también los míos)-.
Sin embargo,
me llena de esperanza
y (espero) de vida.

viernes, 7 de junio de 2013

DOCTOR, ME DUELE MI PAÍS. ¿SERÁ GRAVE?

Muchos de vosotros me habréis oído en alguna ocasión la teoría del "garrulismo español". Aunque me parecía cosa seria siempre la contaba un poco medio en broma, medio en serio. Lo veía como un "costumbrismo" nuestro, algo que nos lastraba desde los tiempos ancestrales y que se había reconvertido casi en un gen "xyz" característico del (ecce) homo español. Pero hoy (tal vez ya por colmar el vaso) siento dolor y me gustaría poder salir a la calle a extirparlo a cualquier persona conocida o desconocida con la que me fuese topando. No, no soy un arrebatado "saolín". Ya no me cabe ni la vergüenza. Acabo de escuchar (sentir) que empieza a haber casos de malnutrición detectados por profesores en las aulas españolas, que las becas de comedor ya concedidas no se están ingresando, que no hay dinero público para comedores escolares y éstos tienen que cerrar, que hay madres que (con cierto pudor) reconocen que sus hijos no pueden desayunar o no cenan más que un vaso de cola-cao (y no porque los hayan castigado), que ya no pueden comer carne o pescado porque las prestaciones no dan para tanto.... Acabo de enterarme que hay alumnos que no han podido examinarse en asignaturas en las que eran más o menos brillantes simplemente porque ellos y/o sus familias no han podido hacer frente a las tasas universitarias; alumnos que ya llevan algunos años de facultad cursados, futuros que empiezan a frustarse... Acabo de saber que los niños (junto con sus familias, antes clase media) empiezan a frecuentar los comedores sociales porque sus padres deben priorizar pagar sus hipotecas a las 3 comidas diarias necesarias...No he querido ya saber (sólo he leído el titular) eso de que las pensiones van a bajar...Esto no es hablar de POLÍTICA (política). Esto es un país que no reconozco ni en las historias que me contaban mis abuelos o los abuelos de otros. Tengo miedo a que ESTO ya ni siquiera sea un país. Y aquí entra el gen del garrulismo de nuevo y llevado a su máxima potencia. ¿A QUÉ COJONES ESPERAMOS?¿QUÉ COJONES NOS PARALIZA, NOS ADORMECE?¿HASTA DÓNDE SERÁ NECESARIO LLEGAR PARA QUE DESPERTEMOS?. ¿Qué mierda de país estamos permitiendo?¿Qué pasa con nosotros?¿Acaso estamos ya tan podridos que ni siquiera nos importa lo que pasa alrededor si nosotros podemos pagarnos nuestras vacaciones, llegar a fin de mes...?¿Acaso nos da tan igual el futuro que estamos creando para nuestros hijos, para nosotros mismos?. Un país sin educar es un país de miseria, de más garrulos, de rebaños de ignorantes... pero nosotros tenemos "educación": muchos hemos ido a la universidad, nos hemos formado, hemos crecido y vivido en un ambiente "normal", cubierto, sabiendo distinguir entre el bien y el mal, sabiendo lo que era justo y lo que no lo era. No tenemos perfil de rebaño. ¿POR QUÉ ENTONCES NOS COMPORTAMOS COMO TAL?. LLevo años criticando abiertamente sociedades abúlicas, adormecidas, resignadas a una "normalidad" más allá de lo miserable. LLevo años luchando para movilizar: mi conciencia, la de otros (aunque sean pocos). Y ahora me toca a mí. Aquí. Al lado. En mi propio territorio, en mi propio país. Y no sé qué decir. Hace unos meses, fuera de España, alguien me preguntó: "¿Y qué hace la gente en tu país?¿La juventud?¿Por qué no actúan de movilizadores?". Yo sólo conocía esta realidad en otra juventud que no se movía, que no reaccionaba y que siempre critiqué. Me defendí respondiendo: "¿Y la vuestra, por qué tampoco lo hace?". Él no tuvo respuesta a mi pregunta. Yo no tengo respuesta a la suya. Sólo dolor y mucha vergüenza. No ya de los "políticos" ni de los "presidentes" ni de los "banqueros" ni de nada. Vergüenza de pueblo. Vergüenza de país. Vergüenza de ser. Porque YO también soy cobarde y cómplice y lo único que quiero es salir corriendo y dejar todo esto atrás; aunque allá donde pueda ir sea tan lo peor como esto pero ya no será mi país y tal vez ya no duela tanto ver cómo los demás (e incluso uno mismo) están impasibles.

miércoles, 24 de abril de 2013

RESACA DE RETORNOS

Día después.

Parece que todo ha sido un sueño.

¡Qué lejos me siento de ayer!.

Lo único que me obliga a creer que fue verdad es este regusto extraño, que no sé identificar, que lleva acompañándome desde que bajé los pies a tierra esta mañana.

Me llené de actividad para tratar de quitarme esta sensación de encima. Fuí a mirar el mar. Eso siempre da resultado. Tampoco lo conseguí. Sigue conmigo. Y mucho me temo que me va a acompañar durante un tiempo. No sé si más o menos largo. Como algo que se ha recuperado. Como algo que ya no se comprende.

 ¿Como algo que se puede volver a perder por olvido o por dejadez o por distancia?.

martes, 23 de abril de 2013

VOLVER O REGRESAR, QUE NO SÉ SI ES LO MISMO

Volver al Origen.

Me sentí perdida.

 En ciertos momentos, incluso, como si estuviera de más.

 No encontraba mi sitio. Era como volver a casa y sentir que ya no era tu hogar. Que ya no pertenecías. Que habías perdido tu silla, como en el juego infantil.

Desorientada.

 Me costó re - descubrir lo antiguo. Lo había olvidado casi todo.

 Re- aprender a andar por los caminos (se me había olvidado volver), hacer callar a los perros (que a pesar de no conocerme, parecieron reconocer mi olor). Haciendo de nuevo los oídos a las palabras. El olfato, al olor de los campos, del ganado, del mar...La cabeza, a su forma de entender el tiempo, el ritmo, la vida...La vida que parece haberse detenido en aquellas piedras. Es distinto. Las cosas han cambiado. La gente ha cambiado. Pero parece como si el tiempo se hubiese detenido allí. El silencio. El mar, que parece una pintura de fondo, como un decorado irreal.

Y de repente, esas tazas de café cargado. Las sillas que vuelan para hacernos sitio. Las mismas bromas. El reencuentro. Las risas. La cocina inmensa llena de gente. La vuelta de los recuerdos. La misma imagen de siempre. Todos juntos. No. Falta alguien por llegar. Tengo la impresión que va a hacerlo de un momento a otro. De vez en cuando, el silencio que nadie se atreve a romper. Tal vez llegue más tarde. Todos tenemos la sensación de ausencia. La nuestra, la de tanto tiempo, la de ellos, la nueva: la de él. Y vuelven las risas y los te acuerdas. Y las miradas cómplices.

Las ganas de echar a correr. De escapar de nuevo. Pesa demasiado todo este día, todos estos años. Él no va a aparecer y sin embargo, está aún ahí, como antes.

Nos ha hecho volver. Sabiendo que no iba a poder estar. Con todas estas mochilas de cosas. No nos ha quedado más remedio que sentarnos, parar el tiempo, mirarnos hasta reconocernos, tomar el café, recordar,  reír aún sin querer, sentir lo mucho que nos hemos echado de menos,  llorar (por él, por todo lo bueno y lo malo en que no queríamos pensar)...

En una palabra, nos ha "obligado" a volver a casa. A veces, aunque no nos parezca, es necesario.

Gracias T.


sábado, 20 de abril de 2013

EL RETORNO DE TAHAR BEN JELLOUN

No debe ser fácil irse.
Pero tampoco debe ser nada fácil volver.
 Mas si la vida se ha hecho en otra parte, si las costumbres propias han cambiando o se han "mixturizado", si las rutinas nada tienen que ver, si el tiempo es otro y los hijos ya no son de aquí ni de allí, si uno mismo ya no encuentra hogar en ningún lado.

TAHAR BEN JELOUN es un escritor marroquí. En su libro EL RETORNO nos habla de Mohamed, un hombre marroquí, próximo a jubilarse de la fábrica en la que lleva trabajando 30 años, en Francia.
Él nunca se ha apartado de sus costumbres y de su religión. Se siente un invitado en su patria adoptiva. Sus hijos han nacido en Francia. Están aún más lejos de él que el propio Marruecos, al que sueña con regresar una vez jubilado. No entiende a sus hijos. Le duelen. Retorna a su pueblo y se construye una gran casa para acogerlos a todos. En este su retorno, casi siempre en primera persona, nos va contando sus pensamientos, sus reflexiones sobre la vida en Francia, la vida de los inmigrantes como él, de las 2ª y 3ª generaciones de "hijos de nadie", de su país de acogida, de su país de origen, del Islam, de su vuelta a la que siempre consideró su casa...


"¿Por qué no nos querrán? ¿Qué hemos cometido que sea tan terrible para que parezcamos sospechosos y nos maltraten a veces por la calle? (...)¿Qué podemos hacer?. Que se nos vea lo menos posible, somos expertos en no hacernos notar. No levantamos la voz, ni siquiera cuando cometen una injusticia o se comportan de un modo racista con nosotros; no queremos líos. ¿Qué hay que hacer?. ¡Desaparecer!. Dejar de existir, volvernos transparentes y seguir trabajando. Para ellos sería lo ideal: estar aquí, mostrarnos útiles, eficaces pero sin que se nos vea, sin tener hijos, sin cocinar con esas especias nuestras que despiden olores que molestan. ¿Qué podemos hacer para ser lo más discretos posible y trabajar como si no existiéramos? . Hace tiempo, al menos cuando yo llegué, no se hablaba de nosotros, estábamos en unos barrios de tránsito, en unas ciudades-dormitorio y nunca íbamos al centro pero, con la llegada de nuestros hijos hemos hecho ruido. Mucho ruido".


"No olvides de dónde vienes, de dónde vienen tus padres, es importante, adonde vayas no olvides nunca que tu país de origen está inscrito en tu cara, está ahí, lo quieras o no. Yo nunca he dudado de mi país pero vosotros no sabéis de qué país sois, sí, decís que sois "fransauis", debéis de ser los únicos que lo creeis. ¿Te imaginas a un policía tratándote como a un francés cien por cien?. Sí, si vas al tribunal, el juez te dirás que eres francés, está obligado a ello, pero él piensa que eres un extranjero, o bien un bastardo. Se diría que Francia ha tenido un montón de hijos con una mujer de fuera y que ésta se olvidó de declararlos, es curioso, de todas formas, no lo tendréis fácil".

martes, 16 de abril de 2013

PORQUOI

 Hace tiempo que llevaba buscando un pequeño corto de la fotógrafa Ouka Leele.
Habla sobre el Congo. Esto me extrañó. Habla una mujer congoleña: Caddy Adzuba, periodista de Radio Okapi Bukavu (una de las regiones del este de RDC en frontera con Rwanda y donde el conflicto del país está más enraizado). Esto me extrañó aún más.
Al fin, lo conseguí.
Es duro. Sólo Caddy, en una habitación oscura e imágenes de agua. Muestra estas imágenes para descansar de las palabras. En los momentos precisos.
Conozco la historia. Podría estar hablando de ella más de 3 ó 4 horas. Ella sólo utiliza 18 minutos. No hay más que decir.
Lo comparto...

http://vimeo.com/62816781


domingo, 31 de marzo de 2013

ADNs

De todos los temas varios sobre los que he escrito hay uno (me he dado cuenta) que nunca he tocado. Me apena porque parece como si no me importase, como si no fuera una parte fundamental y esencial de mí misma. Hablo de todo, incluso de lo que no sé demasiado pero para los sentimientos soy un ser nulo, no sé qué hacer con ellos, cómo manejarlos, dónde ponerlos, cómo mostrarlos...

Nunca he hablado de mis ADNs. Nunca he dado las gracias por ellos. Es una deuda que tengo pendiente. Y no me gusta andar debiendo por ahí...



De las montañas. La fuerza y la constancia que hacían a aquellos hombres y mujeres duros como las mismas rocas que los rodeaban. Nunca flaqueaban porque no podían permitirselo, no había tiempo: estaban demasiado ocupados en poder sobrevivir.
 La creatividad de un carpintero idealista e inquieto. El desparpajo de una "matrona" a la que la habían cualificado únicamente las decenas de partos a los que había asistido, sus hábiles manos y su conocimiento sobre las plantas del valle (que por desgracia he perdido). Una joven viuda con demasiadas bocas que alimentar y el coraje necesario para hacerlo (no siempre desde los métodos más ortodoxos) en una época en la que ser mujer, madre, de pueblo y sin recursos eran como ser una apestada en los tiempos de enfermedad. Su famosa frase de "pobres y delicados, difícil tarea" (poco más o menos) aún perdura hasta hoy en el argot familiar. También su obsesión con los rezos y los curas. Rezó tanto (supongo que por aferrarse a algo que le diera esperanza) que aunque 4 ó 5 generaciones de su linaje no cumplan con los mandatos católicos estaremos igualmente salvados gracias a ella...Un marido que se murió demasiado joven y que enfermó demasiado pronto. No guardo demasiados recuerdos. Sólo un afán viajero que lo llevó a Argentina desde su pequeño pueblo en la primera mitad del siglo.

De las otras montañas con olor a mar y a "allende los mares" sólo me queda la imagen de mujeres. Matriarcas orondas que hacían desaparecer con su carisma a sus propios maridos. Siempre me los imagino muy pequeños a su lado. De hecho, caigo en la cuenta ahora, de que no sé apenas nada de esos hombres. Sólo sus nombres y alguna vieja foto de uno de ellos. Forjaron un pueblo y una familia. Descendientes que se perdieron en varios continentes. Mujeres de campo, que se criaron viendo el mar a lo lejos y hablando una lengua con la que parecían cantar constantemente. Mujeres risueñas a pesar de su fuerza y del trabajo duro.Tal vez fuera el mar la que las hacía menos hurañas que a las otras. Una de ellas trajo al mundo a nada más y a nada menos que a 20 hijos. Nunca consiguió tenerlos a todos sentados a la mesa al mismo tiempo. A mí misma me cuesta recordar todos sus nombres y su orden cronológico.

Y en este punto llegamos a épocas más recientes. Más conocidas. Vividas.

De Pepe: la "bondaz enfermiza" que antepone a los demás antes que a uno mismo y que no siempre acaba con el resultado esperado. El pronto fácil, que a una sonrisa se me olvida, pero que me hace saltar como si tuviera resortes.

De María, los "cálculos" sopesando todas las opciones, buscando caminos, atajos favorables, midiendo recursos. La memoria de lo antiguo, las viejas historias, las tradiciones...

De Santiago: Supongo que la tozudez. Pero sobre todo el humor, reirse de mundo, de los demás, de uno mismo, de lo malo, de lo bueno...

De Rosario: Me hubiera gustado decir que la calma y la tranquilidad con la que se tomaba la vida y la manera tan sencilla cómo lo afrontaba todo, dejandose fluir. Pero no puedo mentir. Ella me inculcó el amor a la comida, a la cocina. La sencillez como arte. Cuando ando entre fogones, anda a mi lado, soplándome los trucos al oído.

De mi madre. El esfuerzo y la constancia. Aunque tengas que intentarlo mil veces, hazlo porque al final el trabajo y el esfuerzo darán sus frutos. A veces sí y otras veces no (pero esto no me lo dijo) y me quedé sólo con la esencia. Pero fundamentalmente el amor. Un amor desmedido que lo abarca todo; incluso aunque trates de resistirte. Y el sacrificio. Fundamental para esto tiempos que corren. Aunque nunca me lo pareció.

De mi padre. El amor a la lectura, a descubrir, a investigar, a desentrañar misterios, a viajar, a mezclarme, a tener una mente abierta, a comprender, a pensar, a argumentar. Sobre todo, la coherencia. Y en contrapartida, la organización y planificación, que él aborrece y que gracias a ello, yo adoro.

De aquí parto, de aquí nazco... así soy. Así debo ser.

Lo demás, me lo fuí encontrando.

sábado, 30 de marzo de 2013

UN DOMINGO CUALQUIERA EN UNA BIBLIOTECA ¿DE KIGALI?

He retornado a mi vieja biblioteca. Hacía años que no la visitaba. De hecho, ni siquiera sabía que mi carnet seguía en regla. Volví a pasear entre sus estanterías, oliendo el familiar olor que me recordó a no pocos viernes, en la época en la que me escondía del mundo (o el mundo se escondía de mí).

Como siempre, me sorprendió una "joya" con la que no contaba.

Estoy en mi época de francofilia así que me fuí directamente al pasillo "francés", buscando algo de algún escritor africano (como es mi línea últimamente).

"Un domingo en la piscina en Kigali" llamó de repente mi atención. Era un libro pequeño, de unas 200 páginas y hablaba del país vecino. Me sorprendió que su autor fuera un canadiense y encima blanco. Un tal Gil Courtemanche del que nunca había oído ni una sola palabra. Periodista experto en política internacional, corresponsal en distintos países de Oriente Medio y África. Ésta era su primera novela, decía la contraportada.
 Aparecía una foto suya en cuatro encuadres superpuestos. Me impresionó su cara surcada de arrugas, como hechas a pico y pala. Sus ojos. Un rictus raro en la boca. Me pareció que tenía cara de bonachón, a pesar de ser canadiense, blanco, escritor y residente en Kigali (eternos enemigos). Tenía una cierta actitud de cansancio, de esto que ves es lo que hay, te guste o no.
Decidí llevármelo. Hablaba del genocidio del 94, de amor, de la verdad mezclada con demasiada poca ficción (como descubrí más tarde).



Me costó. Debo confesarlo. A veces no era capaz de leer más que dos páginas al día. Otras necesitaba parar, asomarme a la ventana para respirar y tragarme todas las arcadas que me producían sus palabras. No logré quitarme ni un solo momento la enorme bola de angustia que se formó en mi barriga. De repente, cuando no leía, me venían a la cabeza decenas de imágenes,dd ya podía estar duchándome, conduciendo, cocinando, trabajando, hablando con alguien, riendo...Me bombardeaban los colores y las imágenes. No era  que yo las hubiese imaginado a medida que iba leyendo sino que eran imágenes reales, que nunca quiero ver pero que siempre se cuelan por algún resquicio para obligarme a saber, a ser plenamente consciente de que mi minimisa lucha debe seguir aunque no cambie nada, aunque a nadie le importe. A parte del horror evidente, encontré la esperanza. Mi lucha no vale nada, lo sé. Pero también sé que hay otras luchas como la mía. Y se suman más y más. De forma individual. De David contra Goliat. Contar la verdad. Hablar. No callar aunque los vómitos me puedan, aunque el asco se apodere de mí. Hablar de los muertos, de los sentenciados, de las imágenes que no quiero/queremos ver. Pero sobre todo hablar de los vivos. Del por qué. Del quién. Con miedo. Sin él. Porque mi angustia no llega a ser ni siquiera del tamaño de una gota de agua en comparación con cada uno de sus días, de sus vidas...Porque yo no cuento. Pero mi pequeña voz sí. Cada vez que alguien escucha, que alguien descubre...
El cruzar ciertas fronteras duele, arrasa, marca. Atravesar ésta lo hizo pero me reafirmó aún más. Me dio más miedo y más esperanza. Me dio aún más fuerza.


"¡Qué idiota soy! Es necesario que haya diez mil muertos africanos para que un blanco, por progresista que sea, pestañee. Ni siquiera diez mil es suficiente. Y además no son muertes hermosas sino de las que avergüenzan a la humanidad. No se enseñan los cadáveres despedazados por los hombres y comidos por los carroñeros y los perros salvajes. Pero las tristes víctimas de la sequía, los vientres hinchados, los ojos más grandes que la pantalla, los niños trágicos de la hambruna y de los elementos, eso sí puede conmoverlos. Y entonces se forman comités, y los humanitarios actúan y se movilizan. Afluyen los donativos. Los niños ricos, animados por sus padres, rompen la hucha. Los gobiernos, al percibir cómo sopla el viento cálido de la solidaridad popular, se embrollan hablando de ayuda humanitaria. Pero cuando son hombres como nosotros los que matan a otros hombres como nosotros y lo hacen con toda la brutalidad de la que son capaces, con los medios a su alcance, entonces se ponen una venda en los ojos. Y cuando son hombres inútiles, como estos de aquí...."



martes, 12 de febrero de 2013

¿DÓNDE ESTÁ AHORA LA DIFERENCIA?

Se acerca de nuevo el "tiempo de mangos" y aquí cada vez hace más frío. Un frío intenso que cala hasta los huesos haciéndose un nido en ellos, como si tuviese intención de instalarse en ellos un largo tiempo. La lluvia constante no ayuda mucho.
Guerras inventadas de traen muertos allá lejos. Muertos sin guerras aparentes, a los que les quitan algo menos material que lo que habita en una casa acá cerca. Papas que renuncian (¿a la fé?¿al poder?¿a los fieles?¿a sí mismos?). Políticos que no lo hacen, a pesar de que muchas voces se lo piden. Ladrones que andan sueltos e inocentes que cumplen surrealistas condenas. Niños soldado allá lejos. Niños sin futuro acá cerca. Esclavos a cielo abierto. Libres sin trabajo...

Al final, no creo que sea tan diferente. Excepto por la brutalidad y los millones de muertos a los que nadie mira (o nadie se atreve a mirar) porque no nos sentimos identificados con ellos. Otro mundo, otra cultura, otro país, otro continente. Otro color. "No hay color" - decíamos antes. Pero ahora ni siquiera eso cuenta porque todo es una cuestión de tintes, de matices, de "mechas". Al final nos hemos tintado del mismo color: del de la podredumbre (económica, social, política, educativa, sanitaria, laboral...moral!!!!). Es difícil escapar de eso.

Ahora ya no somos expatriados (aunque nosotros sigamos considerándonos así por no perder el hilo de dignidad que aún parece quedarnos).
Somos inmigrantes. A veces (cada vez más) incluso molestos para los otros. Como antes otros lo fueron para nosotros.

Ahora ya no nos vamos por "afán aventurero" (aunque haya políticos que sigan creyéndoselo).
Huimos.
Del paro. De la privatización. De la falta de oportunidades. De la mediocridad. De la corrupción. De los telediarios (sí, tengo la firme convicción de que después de ver un telediario el primer impulso es hacer las maletas). Del "suelo de cristal" que pisamos y que en cualquier momento puede precipitarnos a un abismo impensable (no hace tanto). De la falta de futuro. De la falta de esperanzas. De una justicia injusta. De una cultura inculta. De una política apolítica. De nosotros mismos. De lo que fuimos y, sobre todo, de en lo que vamos camino a convertirnos (y nos aterroriza).

No somos tan diferentes.

Ellos saltan vallas, conducen miserables barcazas, se inventan otra vida en una tarjeta de embarque hacia el paraíso.

Nosotros atravesamos fronteras inexistentes, pagando peajes, para escapar de nuestro "paraíso" particular antes de que sea demasiado tarde. No nos es necesario inventarnos otras vidas porque ya nos parece que tenemos bastante con la nuestra. No entendemos qué ha podido pasar. Casi nos parece surrealista. A veces, incluso nos entra la risa floja.

Antes eramos parte de los "ricos". Ahora nos empeñamos en no ser el pariente pobre.

Es duro aceptarlo. Al menos en tan poco tiempo. Tan de sopetón.

Ellos ya lo tienen asumido. Juegan con ventaja en ese aspecto. Un lastre menos.

¿Dónde está ahora la diferencia?

jueves, 24 de enero de 2013

CÓMO CONTROLAR LAS GANAS DE SALIR CORRIENDO A BASE DE ROLLERS DE CANELA

Tengo la constante sensación de querer salir corriendo.

En casa, en el trabajo, conduciendo, en clase, mientras como, cuando hago la compra, cuando leo un libro, cuando me tomo un café, durante las clases, cuando estudio, al cocinar, cuando hablo con alguien, mientras escribo esto...

El corazón se lanza lleno de adrenalina, las piernas se doblan ligeramente y los pies empiezan a moverse como si vida propia tuvieran; como si todo mi cuerpo se estuviera preparando para una carrera de fondo en la línea de salida. Todo lo demás me molesta tanto (en la concentración constante de ese momento) que lo voy difuminando hasta casi hacerlo desaparecer.

Es algo inconsciente (o quizá no tanto). Algo que no puedo evitar (y que tal vez tampoco quiera).

¿En dónde escondo estas ganas?¿cómo las domino?¿qué hago con ellas?.

Alguien me dijo alguna vez que cuando uno quiere salir corriendo en el sentido contrario en el que parecen llevarle sus pies, lo mejor es ponerse unos patines y dejarse llevar. Así que, como no tengo patines, sólo me ha quedado dejarme llevar y fabricarme unos (aunque sean tan de mentira que ni siquiera me los pueda calzar). Así tal vez consiga llevarlo mejor, apaciguarme un poco, deslizarme tranquilamente...


 ROLLER DE CANELA Y NUECES

250 grms de harina tamizada
100 grms de mantequilla (en punto pomada)
60 grms de queso quark (o en su defecto, yogur griego)
una pizca de sal
4 cucharadas soperas de azúcar moreno
canela
nueces partidas

Se hace una masa mezclando la harina tamizada, la mantequilla, la pizca de sal y el queso batido. No hace falta amasarla mucho, sólo mezclarla bien para que todos los ingredientes queden perfectamente integrados y sin grumos.

Luego se extiende entre papel film y se estira.

Una vez estirada hasta formar un rectángulo, se espolvorean el azúcar moreno, la canela y las nueces troceadas.

Se va doblando, ayudandose del propio papel film, hasta formar un rollo.

Se corta en rodajas y se hornea a 190º unos 15 ó 20 minutos.

Vualá!!!. Las falsas ruedas para dejarse llevar ya están listas!!.

Confieso que no ha funcionado. Aquí siguen. Aguijoneandome.

En cualquier momento echo a correr de verdad.


viernes, 18 de enero de 2013

SOMOS LO QUE "SEMOS"

Nunca fuí muy patriota, la verdad.
Nunca me planteé si amaba o no a mi país, si me gustaba, si hubiera deseado nacer en otro sitio, si estaba de acuerdo con él.
Y sin embargo ahora siento vergüenza.
Mucha.
Muchísima.
Y pena.
Mucha más aún (que vergüenza, quiero decir).
Se me caen las lágrimas.
Y no sé si por cobardía, por aventura o, simplemente por algo más vulgar como es  la supervivencia, lo único que quiero es correr lejos de aquí.
LLevo meses, años analizando por qué hemos llegado a esto, de quién es la culpa, en qué he colaborado yo misma, cuál podría ser una posible solución, cómo pueden continuar las cosas...
Se me han ocurrido (como a casi todo el mundo) cientos de miles de ideas, unas cuantas teorías (no sé si conspirativas o reales) y unas cuantas alternativas también. La conclusión, sin embargo, es sólo una. El GARRULISMO. Sí, sí, no es una broma.
Mucho se ha hablado de que esto es un "país de pandereta" pero, al menos yo, siempre lo he visto como una "peculiaridad cultural" más, un "costumbrismo" que en ocasiones era gracioso y en otras brutal pero nunca tan "perverso"  como para acabar de forma larvada con esta sociedad, la mía.
Y ahora veo que ese es el quid de la cuestión. El GARRULISMO.
Me he retrotraído en el tiempo negando la evidencia, buscando un origen próximo  de este fatal defecto. Algo que tuviera sentido por la situación ésta que nos desborda como individuos, como sociedad, como país. Algo que justificara. Porque algo tendría que haber que lo suavizara, que lo hiciera menos malo. Algo que me hiciera poder argumentar que esto era, simple y llanamente, un mecanismo de defensa contra la adversidad.
No encontré lo que buscaba. Sólo la confirmación más absoluta de que es algo que viene de años, de siglos (muchos) atrás. Como si de tanto usarlo se hubiera implantado en cada uno de nosotros y se heredera como un gen más.
La historia de España es una historia de "garrulismos", de zafiedades. Ni más ni menos. Por muy mal que suene. Por mucho que ofenda.
Sólo un rápido vistazo al pasado nos "desborda" de ejemplos.
Da igual el género, el color, la clase, la educación, las experiencias... Todos tenemos un punto y es muy difícil escapar a él. No discrimina a nadie.
Personalmente creo que es difícil atajarlo porque no somos realmente conscientes del problema y si no identificamos el problema ¿cómo vamos  a prevenirlo, a minimizarlo, a solucionarlo?.
Como escuchaba el otro día... esto nos lleva además  a un "servilismo voluntario", que me resulta aún más apabullante y difícil de comprender, de aceptar. Como acabemos acostumbrandonos a esto también ¿qué nos quedará?. Ni siquiera el honor o el orgullo, como en los viejos tiempos.
Un ejemplo de lo que quiero decir es la historia de una dinastía churrera del Sur. Al ser preguntado el patriarca de la familia sobre si quiere que sus nietos (que hacen ya la nada despreciable 5ª generación de esta saga)  mantengan la tradición, dedicándose al noble oficio de hacer churros, o que estudien ,el buen hombre resume lo que somos en una simple frase: "Semos los churreros más antiguos de España así que quiero que se dediquen al negocio de los churros, que es lo que llevan en la sangre".
He dicho.
Como para no llorar, no reír, no querer huir corriendo de aquí...





TEOLOGÍA I

El catecismo me enseñó, en la infancia, a hacer el bien por conveniencia y a no hacer el mal por miedo. Dios me ofrecía castigos y recompensas, me amenazaba con el infierno y me prometía el cielo; y yo temía y creía.

Han pasado los años. Yo ya no temo ni creo. Y en todo caso, pienso, si merezco ser asado en la parrilla, a eterno fuego lento, que así sea. Así me salvaré del purgatorio, que estará lleno de horribles turistas de la clase media; y al fin y al cabo, se hará justicia.

Sinceramente: merecer, merezco. Nunca he matado a nadie, es verdad, pero ha sido por falta de coraje o de tiempo, y no por falta de ganas. No voy a misa los domingos, ni en fiestas de guardar. He codiciado a casi todas las mujeres de mis prójimos, salvo a las feas, y por tanto he violado, al menos en intención, la propiedad privada que Dios en persona sacralizó en las tablas de Moisés: "No codiciarás a la mujer de tu prójimo, ni a su toro, ni a su asno...". Y por si fuera poco, con premeditación y alevosía he cometido el acto de amor sin el noble propósito de reproducir la mano de obra. Yo bien sé que el pecado carnal está mal visto en el alto cielo; pero sospecho que Dios condena lo que ignora.

                                                                   (El Libro de los Abrazos - Eduardo Galeano)