jueves, 9 de agosto de 2012

AHÍ NOS VEMOS, CHAVELA



Dijo ella misma "que no se iba a morir porque era una chamana y que ellos no mueren, ellos trascienden". Yo también lo creo. Esto que hizo Chavela  de morirse ahora fue como cuando le dio por desaparecer durante 15 años para superar su adicción al alcohol. Nadie la olvidó. Muchos pensaban hasta que ya se había muerto. Y ella daba brazadas por no ahogarse y seguir viva. Ahora es lo mismo. Seguirá aquí, aunque no esté, porque siempre habrá alguien cantando a voz de grito desgarrado, como su propia voz,  o susurrando  por lo bajo, casi como sin querer,  una de sus canciones.
LLevo escuchando, sin ni siquiera saberlo, muchas de sus canciones desde que tengo voz: "La LLorona" que siempre me hace llorar sin que haya motivo alguno para ello, "Piensa en mí", "El preso nº 9", "En el último trago"... Y precisamente en el último trago se nos fue la "dama del poncho rojo", sin irse del todo.
Una de las últimas canciones que "tomó prestada" es como un testamento, como una guía de consejos para la vida, como era ella: directa, valiente, arriesgada e intrépida, desgarrada y cruda.y fuerte, tan fuerte como una montaña...
Ahí nos vemos, Chavela...

Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas.
Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.
Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana.

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.

Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.
Que no se ocupe de ti el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.




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