domingo, 10 de noviembre de 2013

NO TENEMOS LA CULPA (¿o sí?)

No tenemos la culpa.

¿Los empujamos a venir? ¿Les ponemos una pistola en el pecho para que se lancen de cabeza a no sé cuántas aventuras sin ver el riesgo que corren?. Y yendo aún más lejos...¿los invitamos siquiera a cruzar hasta aquí?.

No. Rotundamente NO.

Si, por su propio bien (aunque se nieguen a verlo así), cada vez ponemos más barreras, más controles, más policías, más lanchas, más helicopteros, más sistemas de vigilancia, más tecnologías...más fronteras... para evitarles entrar en un paraíso que no existe. Ahora dicen que incluso cuchillas han puesto en las vallas. Pero ni con esas. Cambian sus rutas, toman caminos nuevos (más largos y peligrosos), siguen otras estrategias... Se adaptan como camaleones a las nuevas condiciones. Nada es capaz de pararlos, de disuadirlos.

¿No entienden que lo hacemos por ellos? Para que no sufran en un mundo que no los entiende y al que ellos tampoco entienden.

Aquí ya no hay nada. Ni siquiera para los que estamos aquí. Para los que somos de aquí.

¿Por qué no captan el mensaje (que no puede ser ya más claro)?.

No valoran los miles de millones que nuestras Administraciones se gastan en ellos para protegerlos de sí mismos y de unos sueños que en sólo 14 kms se van a hacer humo. Y en estos tiempos de crisis además. Así que si aún así toman la decisión voluntaria y consciente de seguir adelante, no somos nosotros los que tenemos la culpa.

Y no es una cuestión de racismo. Que quede claro este punto. Porque este país nuestro será muchas cosas pero racista no es. Se trata sólo de una cuestión de supervivencia. Ni más ni menos. Para ellos y para nosotros. Simplemente los protegemos de sus ideas equivocadas y nos protegemos a nosotros mismos y a lo poco que queda aquí. ¿No es esto lícito acaso?.

No, no tenemos la culpa de su cabezonería y de su tenacidad, de que pongan sus vidas en juego para nada- No tenemos la culpa de que el mar que nos separa se haya convertido en una tumba acuática de un sin número de hombres, mujeres y niños, ni de la incertidumbre de las madres que no saben qué fue de sus hijos y no saben si deben seguir esperandolos o no. No tenemos la culpa de las viudas ni de los huérfanos. Ni de los jóvenes que hipotecan sus futuros  (y los de sus países) jugandoselo todo a una carta que no siempre sale. No tenemos la culpa del dolor, ni de las heridas (las del cuerpo y las del alma), ni de los años perdidos en el intento (que a veces es para nada). No tenemos la culpa de las violaciones ni de los robos ni de las corruptelas, de que sean traficados ni explotados, de que los abandonen a su suerte en un desierto ni de que se mueran de hambre o sed. No tenemos la culpa de que estén a merced de los elementos (naturales y humanos). No tenemos la culpa del miedo. Y mucho menos de las muertes. De las que ni siquiera hay cifras, ni nombres, ni lugares de origen, ni tumbas, ni lápidas... ni tan siquiera lágrimas. ¿Cómo vamos a tener nosotros la culpa de todo eso?. Si además, como dije al principio, ponemos mucho de nuestra parte para evitarlo.

La verdad que me dan lástima los pobres negritos que siguen intentándolo a pesar de todo. ¿Tan poco les importan sus vidas?.

¿Tan poco nos importan a nosotros?.

No tenemos la culpa, por supuesto que no.

Pero ¿seremos responsables de algún modo?.

Nosotros no hacemos nada. Eso está claro. No hacemos las leyes de inmigración ni vigilamos las costas, ni compadreamos con las autoridades del Magreb ni mucho menos colocamos cuchillas en las vallas.  Pero tampoco impedimos que las autoridades y los gobiernos de nuestros países, que nos representan y hemos avalado con nuestros votos, hagan lo que hacen; incluso cuando va en contra de todo derecho (humano, se supone).

Pero como ciudadanos ¿podemos tener alguna responsabilidad en esto?.

¿¿¿Cuando cerramos los ojos para no ver y los oídos para no escuchar. Cuando, por no identificarnos en absoluto con ellos (otro color, otras costumbres, otros valores), los consideramos poco menos que animales (gen de la superioridad blanca que de forma inconsciente (y muy consciente en algunas ocasiones) andamos arrastrando aún) a los que compadecer. Cuando nos apiadamos de sus niños (más bien por tradición cristiana arraigada que por verdadero sentimiento) pero no de sus padres, ni de sus abuelos, ni de sus madres, ni de sus tías...ni siquiera de ellos mismos cuando crecen un poco.???

¿De verdad somo tan inocentes o tan estúpidos o tan hipócritas para no creer que estamos detrás de las causas de su huida hacia delante, de sus guerras, de su miseria, de su falta de libertades, de sus brutalidades, de sus faltas de ...?.

Claro que no tenemos una responsabilidad individual pero sí tenemos una responsabilidad colectiva, como sociedad (supuestamente) civilizada y democrática.

Sé que es un peso grande. Y que no queremos llevarlo sobre nuestros hombros. Preferimos "des - reponsabilizarnos" y no saber nada de cómo nos dan la riqueza muchas de nuestras empresas, ni cómo se consiguen los recursos que nos facilitan diariamente la vida (y nos la hacen posible y cómoda), ni de las intrigas palaciegas de algunas de nuestras administraciones en las que confiamos ciegamente, ni de golpes de estado en países que ni conocemos ni nos interesan porque están demasiado lejos (y no sólo en distancia). Supongo que es normal. Humano, incluso. No pasa nada.

Van a correr, a saltar, a nadar, a arrastrarse...a morir, si es preciso. Pero van a seguir viniendo. Van a estar aquí, a nuestro lado. Tanto los vivos como los muertos. Porque eso también es humano y sucede desde que el mundo es mundo. Y tengo la esperanza de que algún día lograremos verlos. Tal como son. SERES HUMANOS. No está demás decirlos, gritarlo, recordarlo porque tengo la sensación de que muchas veces se nos olvida (y tal vez ahí esté la causa de este "problema"). Sin lástimas baratas ni pena Sólo hombres y mujeres libres. Como nosotros. A los que no se les impida el paso ni los sueños (equivocados o no).

Personalmente asumo mi parte. La responsabilidad, la mía. No lo hago por sentirme culpable ni en deuda con nadie. Lo hago porque creo que es lo justo. Lo normal.
Para mí sí tienen caras, nombres, edades, familias, historias, defectos y virtudes, sueños...Derechos que respetar. Y sobre todo, valor para jugarse su propia vida a una sola carta, arriesgarlo todo sin importarles nada más (e importandoles todo). ¿Podemos decir nosotros lo mismo?¿Lo del valor para luchar por un futuro, por nuestra propia dignidad y la de nuestro país?.


Dedicado a todos los que lo consiguieron; en especial, a D., a B., a G., a J. por enseñarme que LO IMPOSIBLE NO ES AFRICANO y que no puede uno rendirse nunca: SI OTROS LO CONSIGUIERON, TÚ TAMBIÉN LO HARÁS. Gracias!!.

En honor de todos los que se quedaron por el camino.

Y en espera de los que andan ahora en ruta o están próximos a iniciarla. H. no tardes demasiado!!)


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